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jueves, 24 de marzo de 2011

La larga frase de la perfección de Thomas Mann// Tomado de Revista ñ

 

Thomas Mann fue uno de los genios del siglo XX. En esta primera aparición en castellano de sus relatos completos se observa su trabajo sobre la prosa, el punto de vista y la obsesión por los detalles reveladores.

Por: MARIANA DIMOPULOS
 
Thomas Mann, uno de los genios del XX.
No siempre fue fácil distinguir la grandeza de lo breve. Tiempo atrás las grandes novelas eran, en su mayoría, largas novelas. Si el autor era grande, también la obra. En un ensayo sobre el cuentista Antón Chéjov, escrito en su típico tono confesional, Thomas Mann se planteaba esta pregunta a los casi ochenta años, al constatar que no guardaba ningún recuerdo sobre el día de la muerte del celebrado narrador ruso, que había ocurrido en Alemania medio siglo atrás.

¿Por qué? Thomas Mann reconocía entonces que desde muy joven su fascinación se había depositado siempre en los grandes creadores como Tolstoi, Goethe, Wagner.

En las obras extensas, sudadas, producto de un largo trabajo tortuoso. Sólo con los años, confesaba en ese texto poco antes de su muerte, había aprendido a valorar la intensidad artística de la concisión. Y sin embargo, nunca dejó de escribir narraciones cortas, durante toda su vida.

Estas narraciones están hoy reunidas en una edición completa de sus cuentos, publicada recientemente por la editorial Edhasa.

Pero en este caso la palabra cuento puede resultar confusa, acaso demasiado breve. En esta primera aparición en castellano de sus relatos completos, también fueron incluidas las nouvelles que junto con las novelas mayores forjaron la fama del autor, como "La muerte en Venecia", "La engañada", "Mario y el mago", "Las cabezas trocadas".

Los editores decidieron recoger traducciones ya existentes que mantienen un buen equilibrio entre clasicismo en el lenguaje y elección moderna de vocabulario.

Además, entre los traductores cuentan con dos de lujo: el escritor español Francisco Ayala y el peruano Juan José del Solar, que ha dedicado su vida a la literatura alemana y fue premiado más de una vez por sus trabajos.

Autor precoz, hermano del también novelista Heinrich Mann, hijo de una Alemania que se forjaba en el nacionalismo creciente, Thomas Mann es considerado hoy uno de los genios del siglo XX. En su opción férrea por los parámetros del realismo hurgó siempre en la propia vida como material de escritura, en las contradicciones de la alta burguesía a la que pertenecía y en sus experiencias personales y familiares.

Su gran escalpelo fue la ironía, un arma que le permitió seguir perteneciendo siempre, aferrarse a su clase y a su tradición a pesar de lo que más tarde vendría: la nube negra del nazismo. Si bien ante la Primera Guerra Mundial dio su apoyo a la posición belicista alemana, para principios de los años treinta ya había puesto su ojo crítico sobre los nazis, lo que le valió amenazas y provocó su exilio en Suiza. En ese entonces, Mann ya era mundialmente famoso. Había ganado el Premio Nobel y viajado por distintos países.

Una noche, en una conferencia sobre Wagner en Berlín, pudo escapar apenas de los agentes encubiertos de Goebbels; más tarde recibió amenazas, hasta un ejemplar quemado de su famosa primera novela, Los Buddenbrook.

En esa vida dedicada plenamente a la literatura, el papel de los relatos que acompañaban sus grandes obras fue cambiando con el correr de los años. Esta primera edición completa en castellano, ordenada cronológicamente, es una buena muestra de esta transformación. Sin embargo, una de las ventajas de las antologías es que son libros con muchas puertas. Se puede entrar por el principio, por lo último, al azar.

En este volumen de casi mil páginas, una de esas puertas es la nouvelle de "Tonio Kröger". Así, muchos personajes de sus primeros cuentos, como el contrahecho que se enamora aunque sabe de su destino de soledad, el devoto que se ofende por la poca castidad de un cuadro, el joven condenado a no ser más que un payaso, quedan descifrados bajo la respuesta que Tonio Kröger se da en 1903 a una pregunta acuciante: soy raro, soy un descastado. ¿Esto qué significa? Significa que soy un artista.

A estos grandes retratos en breve se suman el de una mujer rusa, nada atractiva, que a los ojos del narrador acaba siéndolo; el de un niño prodigio que toca el piano, donde Mann parece adelantarse a las técnicas del punto de vista que vendrán poco después en autores como James Joyce y Virginia Woolf.

Entre sus piezas especialmente autobiográficas hay varias reunidas en esta colección, cada una de ellas una joya: "Señor y perro", "Desorden y dolor precoz" y la famosa "Mario y el mago", interpretada como una rápida toma de posición de Thomas Mann contra el nacionalsocialismo.

Sus investigaciones sobre los sentimientos, que son desdoblados, plegados y vueltos a desplegar, se asemejan a la sintaxis de las largas frases. Porque nada es lo que parece a primera vista, siempre hay un último doblez, también en las caras. En sus fisonomías puntillosas, que por momentos desafían la paciencia del lector, Thomas Mann ya había descubierto el gran misterio encerrado en los detalles. Pensemos en la sonrisa del escritor Spinell, protagonista de "Tristán", una exquisita anticipación de La mon
taña mágica
. El escritor Spinell sonríe, y bajo las capas de toda la corrección burguesa de su amor muestra sus dientes, profundamente cariados.

miércoles, 23 de marzo de 2011

XIII entrega de Colección De Poemas Magníficos Dominicanos

Víctor Bidó

Víctor Bidó
(Santo Domingo, 23 de Mayo de 1959)
Libros Publicados: Cuaderno de Condenado (Biblioteca Nacional, Colección Orfeo,1986), Poemas de la Tortuga (1994), Suma Presencia (2000)





EPILOGO DEL RUGIENTE


¿Hay modo alguno de ventilar
esos graves designios?
La escritura puede ir más cerca,
un poco más a seguir días,
mirando la torcida calle
por donde las gentes guardan
sus envidias y discordias;
verlos sonreír fofamente,
anhelando ocultar su propia oscuridad.
¿Qué será del viejo rugiente?
Ese viejo ser de mínimas hierbas,
atolondrado,
hilachándose por alcanzar
dos calles al sol;
confiando que en sí se abrirá el abanico,
se morderá el impúdico labio
de una extraña.
No opina sino descarga,
grita anidándose en su imaginación.
Dejando pasar lo que nunca
se atrevería a repetir.
Camina por la calle agujereada de luz
apretando el paso cuando el miedo
corta su paz.
Sigue así como un carbunclo,
como un animal precioso que nadie toca,
que muchos han herido,
batallador de una sola guerra,
el mismo en las múltiples edades,
en la misma cárcel del sueño
su espada,
el verbo que se olvida,
fugaz como un blasón
que está enterrado
bebiéndose el agua.
Va el rugiente cancelando
su voz por sostener un castillo de cielo,
un perfecto ademán,
un amigo
como una cabellera amarilla en la cartera.

Ruges y no te oyes,
saltas y eres inmóvil.
Milagros esfumándose
en el designio verdeante ventana.
Gracias y desengaño
viene
y un carajo
es un justo prendedor
en la noche que nadie
le importa mitigar.

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miércoles, 16 de marzo de 2011

XII entrga Colección De Poemas Magníficos Dominicanos/Tomás Hernández Franco

 

Yelidá

Un antes

Erick el muchacho noruego que tenía
alma de fiord y corazón de niebla
apenas sospechaba en su larga vagancia de horizontes
la boreal estirpe de la sangre que le cantaba caminos en las sienes
En el más largo mes del año había nacido
en la pesquera choza de brea y redes salpicada casi por las olas
parido estaba entre el milagro del mar y el sol de medianoche
de padre ausente naufragado
nadador ya de algas profundas y arenas sorprendidas
de escamas y de agallas y de aletas
Era el quinto hijo para el mar nacido
Erick creció en su idioma de anzuelo y de corriente
fuerza de remo y sencillez de espuma
como todos los muchachos de la playa
mitad Tritón y mitad Angel
Pero Erick no sabía nada de eso
-pulso de viento y terquedad de proa-
aprendió los nombres de los peces de las puntas y cabos
la oración del canal y la bahía
a los quince años conocía mil golfos
y sin contar el ya remoto y salobre seno de la madre
ni un solo pensamiento de noruega
le había caminado entre las cejas rubias
En un anual calafateo de lanchas
llamas estopa y brea
Erick tenía veinte años y era virgen dentro de sus botas de hule
y creía que los niños nacen así como los peces
en la noche quieta de los reposos del mar
pero el tío piloto contaba entre dientes largas historias de islas
con puertos bruñidos y azules
donde centenares de mujeres desnudas subían carbón al barco
donde había pájaros verdes hirviendo de palabras obscenas
y donde en la noche florecía el burdel con hondo aliento de tam-tam
El tío mascullaba una lejana canción de sol y cocoteros
en lengua que no podía ser noruega y que ponía
en el pulso de viento de Erick pequeños remolinos
A los veintidos años Erick tenía la mirada gris azul
densa de su alma puesta en dique
y una voluntad de timón y de quilla
por llegar a las islas de las montañas de azúcar
donde -decía el tío- las noches olían a cedro como las barricas de ron
Erick sabía que los marinos noruegos siempre desertaban en las islas
pero cuando estaban bien borrachos los capitanes los metían a patadas
en las bodegas sucias y entonces volvían a Noruega
flacos y callados y tristes
Con todo y las patadas el marino Erick ya estaba en ruta

Otro antes

Esta no es la historia de Erick al fin y al cabo
que a los treinta años ya no era marinero
y vendía arenques noruegos en su tienda de Fort Liberté
mientras la esposa de Erick madam Suquí
rezaba a Legbá y a Ogún por su hombre blanco
rezaba en la catedral por su hombre rubio
Madam Suquí había sido antes mamuasel Suquiete
virgen suelta por el muelle del pueblo
hecha de medianoche a toda hora
con hielo y filo de menguante turbio
grumete hembra del burdel anclado
calcinada cerámica con alma de fuente
himen preservado por el amuleto de mamaluá Clarise
eficaz por años a la sombra del ombligo profundo
Erick amó a Suquiete entre accesos de fiebre
escalofríos y palideces y tomaba quinina en grandes tragos de tafiá
para sacarse de la carne a la muchacha negra
para huyentarla de su cabeza rubia
para que de los brazos y el cuerpo se le fuera
aquel pulido y agrio olor de bronce vivo y de jungla borracha
para poder pensar en su playa noruega con las barcas volteadas
como ballenas muertas
Pero Suquiete lo amaba demasiado porque era blanco y rubio
y cambió el amuleto de mamaluá Clarise
por el corazón de una gallina negra
que Erick bebió en viernes bajo la luna llena con su tafiá y su quinina
y muy pronto los casó el obispo francés
mientras en la montaña el papaluá Luipié
cantaba el canto de la Guinea y bebía la sangre de un chivato blanco
En la noche sudada de fiebres y marismas
Erick sin sueño marinero varado sobre la carne fría y nocturna de Suquí
fue dejando su estirpe sucia de hematozoarios y nostalgias
en el vientre de humus fértil de su esposa de tierra
y Erick murió un buen día entre Jesucristo y Damballá-Oueddó
apagado el pulso de viento del velero perdido en el sargazo
su alma sin brújula voló para Noruega
donde todavía le quedaba el recuerdo
de un pié de mujer blanca que hacía frágiles huellas en la arena mojada

Un después

Y así vino al mundo Yelidá en un vagido de gato tierno
mientras se soltaba la leche blanca de los senos negros de Suquí
alegre de todos sus dientes y de su forma rota
por el regalo del marido rubio
y Yelidá estaba inerme entre los trapos
con su torpeza jugosa de raíz y de sueño
pero empezó a crecer con lentitud de espiga
negra un día sí y un día no
blanca los otros
nombre de vodú y apellido de kaes
lengua de zetas
corazón de ice-berg
vientre de llama
hoja de alga flotando en el instinto
nórdico viento preso en el subsuelo de la noche
con fogatas y lejana llamada sorda para el rito
Los otros sólo tuvieron la sospecha de un peligro cercano
mientras Suquí descendía su alma por los caminos de noche de su entraña
y engordaba en su alegría de matriz de misterio
ternura de polen en su hija de llama
para cuyo destino no tuvieron respuesta el gallo y la lechuza
ni sabían nada el más sabio ni el más viejo
Los peces lo sabían y la noche y la selva y la luna y el tiempo de calor
y el tiempo de frío
y el alma de garra del pantano
y el dios que enmaraña las raíce sy las empuja fuera de la tierra
y el macho y hembra que en los cementerios
enciende fuegos verdes sobre el vientre helado de los muertos
y el que está en la garganta de los perros lejanos
y el del miedo con sus mil pies y su cabeza cortada
Y ésta quiere ser la historia de Yelidá al fin y al cabo
Tacto de clave
flanco sonoro al simple peso de la mirada
paladar de fiera
cuerpo de eterna juventud de serpiente nuevo para cada luna nueva
completa para siempre como el mito
hermafrodita en el principio del mundo
cuando descuartizaron a los dioses
enigma subterráneo de la resina y del ámbar
pacto roto de la costilla de oro
traición hembra del tiempo libertada

Un paréntesis

Los liliputienses dioses infantiles de la nieve
los viejecillos vestidos de rojo
que sacuden la niebla de sus barbas
y los que soplan sobre las letras sin rumbo de las veletas
los habitantes del rescoldo
los del viento ululante
los que dibujan las árticas auroras
los dioses de algodón y de manzana
que tienen largo el sur y corto el norte
los que sobre la tímida y verde vida del musgo verde
resbalan y juegan con las flores del hielo
los hiperbóreos duendes del trineo y del reno
supieron la noticia en lengua de disueltos huracanes lejanos
Sangre varega en la aventura de cosas de hombre
por cosas de mujer se trasplantaba
en islas de caracol y de pimienta
perdida iba a quedar para su ártico
en el flotante archipiélago encendido
perdida iba a quedar para su mansa
vegetación de pinos ordenada
perdida iba a quedar para su lucha
de olas aceite y peces
perdida iba a quedar para Noruega
en las islas de fuego condenada
Viajeros por los hondos caminos del subsuelo adornados de tumbas
donde dialoga el fósil con la raíz podrida
y el hueso suelto espera la trompeta
y se hace oscuro el secreto del agua
que lava las pupilas insomnes del mineral perdido
por la grieta y la gruta y el estrato
los dioses de leche y nube con el sexo de niño
buscaron al otro dios de los mil nombres
al dios negro del atabal y la azagaya
comedor de hombres constelado de muertes
Wangol del cementerio y del trueno
el dueño del ojo vidriado de zombí y la serpiente
Buscaron a Ayidá-Oueddó que es la que pone
a arder la lámpara roja del estupro
la que en el hondo vientre de cueva del bongó mantiene
las cien serpientes locas del dolor y la vida
la que en la noche de Legbá suelta los perros del deseo
la que está partida en dos mitades por sexo infinito
maestra de la danza sagrada para llegar hasta ella misma
domadora del grito y del espasmo.
Implorantes de llantos en sordina
Casi borrachos ya de olor de isla
los dioses de Noruega pedían salvar la última gota de la sangre de Erick
la escandinava inocencia de una gota de sangre
Buscaron a Badagris dictador de la puñalada y del veneno
espíritu suelto de los cañaverales
donde el tafiá es primero flor y luego miel
el padre del rencor y de la ira
el que enciende la choza al leve contacto de su mano negra
y viola a todas las niñas en el vientre de las madres dormidas
Buscaron a Agoué dios ventrudo del agua
mitad evaporado de sol y de brasa
y mitad prisionero del pantano
aburido de moscas y de olas
en su casa de vientos y de esponjas
Hablaron con los ojillos azules entomados
mientras la sangre se les iba haciendo de plata derretida
porque Ayidá-Oueddó bailaba en el canto del gallo
con los senos brillantes de sudor y de estrellas.
Pero aquella noche Yelidá había tenido su primer amante
estaba tendida y fresca como una hoja amarilla muy llovida
adolorida sin dolor casi despierta en la hamaca de un sueño tibio
le vivía tan sólo un golpe amado de tambor en las sienes
y en el vientre se le dormía la música y la danza
Por los caminos de la lombriz y de la hormiga
rota toda esperanza regresaron.

Otro después

Con alma de araña para el macho cómplice del espasmo
Yelidá por el propio camino de su vientre
asesina del viento perdido entre los dientes de la gruta
ahí se estaba vegetal y ardiente
en húmeda humedad de hongo y de liquen
caliente como todo lo caliente
cosa de hoja podrida fermentada en penumbra tiempo y luna
hecha de filtro y de palabra rara
en el agua del charco con su verde y su larva
y su ala a medio nacer y su andar de meteoro
Yelidá deshojada a sí y a no
por éxtasis de blanco y frenesí de negro
profunda hacia la tierra y alta hacia el cielo
en secreto de surcos y en místico de llamas

Final

Será difícil escribir la historia de Yelidá un día cualquiera



Tomás Hernández Franco. Poeta, cuentista, ensayista, orador, periodista y diplomático. De temperamento bohemio y espíritu aventurero, nació en Tamboril (llamado en ese entonces Peña) en la provincia de Santiago, el 29 de abril de 1904. Fueron sus padres Rafael Hernández Almánzar y Dolores Franco Bidó. Cursó los estudios básicos en su pueblo natal y en Santiago, siendo sus maestros el venezolano Adán Aguilar, residente en Tamboril, y Rosaura Hernández. En esta época de estudiante escribe su primer libro: Rezos bohemios, y se traslada a La Vega como redactor del diario El Progreso. Entonces viaja, en 1921, a Europa a estudiar Derecho en París, Francia, estudios que abandonó para dedicarse por completo al estudio y cultivo de las letras. Residió en Francia hasta 1929, año en que tuvo que regresar al país con motivo de la muerte de su madre. Partiendo de Rezos bohemios hasta los fragmentos publicados póstumamente en los Cuadernos Dominicanos de Cultura, la evolución poética de Tomás Hernández Franco se nos presenta titubeante, como moldeada por los azares de su propia vida aventurera. Recorre todas las tendencias desde la netamente romántica, influido por poetas tan disímiles como Geraldy y Baudelaire, haciendo suyas, después, sin transición, las técnicas dadaístas y surrealistas que ya se habían adueñado del París de sus años de estudiante. Fruto de tales inquietudes son los libros perdidos, «El boxeador idílico», y «10 x 10», de los que superviven «Poema del feto» y «Poema de chewing‑gum». También escribió en París su libro en prosa publicado con ilustraciones de Jaime Colson: El hombre que había perdido su eje. Después de su regreso a Santo Domingo, siente el deslumbramiento de la escuela española y produce canciones bajo el signo de Alberti y de Lorca. Esta etapa constituye una evidente superación en cuanto a elaboración técnica. Sale de tales influencias acicateado otra vez por el afan de originalidad, volviendo sus ojos hacia una nueva vanguardia. Al calor de las inquietudes que la Poesía Sorprendida pone a circular en nuestro ambiente, él nos da su aporte de mayor envergadura, produciendo lo que se considera su poema más original y perfecto: Yelidá, cumbre solitaria de una poética a la cual no vuelve a tener acceso. En este extenso y vigoroso poema resuenan de manera inconfundible las impresiones dejadas en su ánimo ‑confesadas por él a sus amigos‑, que le llegan de la «Elegía por la muerte de Tomás Sandoval» de Franklin Mieses Burgos, y de un cuento de Vigil Díaz, no recogido en sus libros, en el que un noruego llegado a la ciudad de Santo Domingo, se pierde en la noche tras el rastro de los tambores que le llega de allende el Ozama. De la elegía de Mieses Burgos parece extraer el colorido verbalista, siendo el cuento de Vigil Díaz el que le ofrece la configuración del personaje en la imagen de ese noruego que se entrega al llamado atávico de los tambores. Sus conocimientos del voudu y de la mitología escandinava completan el material con el que Hernández Franco estructura su poema, cargándolo con las misteriosas connotaciones de dos culturas opuestas, e ilustrando así el perenne conflicto emotivo en que viven los pueblos de América en su fusión y entrecruzamiento de razas. Es aquí donde «Yelidá» alcanza visos de epopeya y logra significación dentro de la poesía americana. Fue en El Salvador, mientras desempeñaba un cargo diplomático, donde el 18 de diciembre de 1942 publicó Yelidá en Ediciones Sargazo, en una edición privada de 100 ejemplares numerados realizada en los Talleres Gráficos Cisneros. Allí publicó también la conferencia Apuntes sobre poesía popular y poesía negra en las Antillas. Su labor periodística se inicia antes de los 15 años en el diario La Información, órgano en el que aparte de redactor, tanto en Santiago como en París, llegó a compartir su dirección con los entonces escritores Rafael César Tolentino y Joaquín Balaguer. Tan pronto regresó de Europa desarrolló una intensa campaña de prensa desde la tribuna del periódico La Información contra el gobierno de Horació Vásquez y se integró de manera militante al movimiento cívico del 23 de febrero de 1930 que puso fin al ejercicio presidencia de Vásquez. Partidario del ascenso de Trujillo, escribió poco después su primer ensayo importante: "La más bella Revolución de América", para referirse a la toma del poder por Trujillo. Ocupó importantes cargos públicos durante ese régimen. En Cibao, un libro publicado en 1951 y muy elogiado por la crítica, se recogen algunos de sus mejores cuentos, com El asalto de los generales y Anselma y Malena. Murió en la ciudad de Santo Domingo el día 1 de septiembre de 1952.

Obra:

Rezos bohemios (1920), Capitulario (1921), De amor, inquietud y cansancio (1923), La poesía en República Dominicana (edición en francés en 1923), El hombre que había perdido su eje (1926), La más bella revolución de América (1930), La fuerza espiritual de un pequeño país (1931), Canciones del litoral alegre (1936), Apuntes sobre poesía popular y poesía negra en las Antillas (1942), Yelidá (1942), Cibao (1951), Poemas de mi otro yo (1960), Obras literarias completas (Estudios, notas y compilación de José Enrique García) (2000).


viernes, 11 de marzo de 2011

HISTORIA DE UN CONCEPTO/http://ideayconceptori.blogspot.com/2010/04/recension-historia-de-seis-ideas-de.html




El comienzo del libro nos hace conscientes de las modificaciones que sufre la palabra "arte" a lo largo de la historia. En Roma y en la Edad Media, arte se refería a toda destreza necesaria para construir algo y, al considerarse como tal, no cabía la existencia de un arte que no estuviera basado en el conocimiento de unas reglas- como sucede, por ejemplo, con la poesía-. Esta definición,en consecuencia, hacía de la palabra arte un término más amplio del que estamos acostumbrados.
Las artes quedaron dividas en dos campos: las artes dedicadas al esfuerzo físico, consideradas artes vulgares o mecánicas y las llamadas artes liberales en las que se requería solo un esfuerzo mental; siendo estas últimas las mejores consideradas por la sociedad del momento.
En la Edad Media restringieron ambas artes a un número de siete – a pesar de la enorme cantidad de artes vulgares- mencionando solo las mas importantes de cada ámbito .
Para que nos hagamos una idea del cambio que ha sufrido el concepto de arte nos hace ver que, de lo que nosotros entendemos como tal, solamente la música se encontraba en las artes liberales y, además,refiriéndose como la musicología antes que como la práctica de esta. La escultura y la pintura ni siquiera eran mencionadas en las listas. Se catalogaban en las artes vulgares ya que era necesario el esfuerzo físico y, las reconsideraban poco importantes, puesto que no le atribuían gran utilidad. No merecía la pena incluirlas en las clasificaciones.
Mas tarde, en el Renacimiento, aun con la idea de que arte significaba destreza, hubo grandes cambios. Los oficios y las ciencias se separaron del arte y se incluyó la poesía. Esta fue introducida gracias a la publicación de la Poética de Aristóteles (que había pasado desapercibida en la Edad Media) y su concepto donde se establecía las reglas de la tragedia y la trataba de destreza.
Ayudó mucho el deseo de los artistas de mejorar su situación en la exclusión de los oficios. La belleza fué muy valorada en el Renacimiento y por tanto sus creadores también. Además, debido a la mala situación económica, esta se comenzó a apoyar en las obras de arte. Por tanto la pintura, escultura y arquitectura comenzaron a ser representantes de las artes liberales y a separarse de la artesanía. Sin embargo, ese afán por parte de los artistas de mejorar su estatus hizo mas complicado separarse de las ciencias puesto que estaban mejor valoradas. A pesar de ello, a finales del Renacimiento se estableció que aunque las artes usaran reglas similares a las matemáticas, el arte y la ciencia no se dedican a lo mismo.
Otra transformación muy significativa que generó el Renacimiento fue la de buscar conceptos y términos que reagrupara las artes. Hasta entonces los términos que las definían eran demasiados y no se establecían conjuntos. Así, por ejemplo, la escultura no se conocía como tal, sino que se separaba en diferentes oficios según el material usado.
Se terminó reconociendo la escultura como conjunto, y, mas tarde, reagrupándola junto con la pintura y la arquitectura en la denominación "arti del disegno".
A pesar de esto las artes todavía no tenían ningún concepto que las englobara y las definiera en su conjunto y esto dio paso a una serie de búsquedas de aislamiento de las artes. Se dieron divisiones tales como las artes "ingeniosas", las "musicales", las "nobles, las"memoriales", las"pictóricas", las "poéticas" y así hasta alcanzar la definición de "bellas artes". Ya en el S. XVI se había utilizado la expresión de bellas artes pero el concepto no se afianzó hasta el S.XVII con François Blondel (quien no utilizó la expresión de bellas artes para referirse al concepto). Este estableció como vínculo en común entre todas ellas el de estas artes actúan por medio de su belleza. Fue Charles Bateaux, tres años después, quien las llamó "bellas artes". Esta denominación se extendió rápidamente y el aislamiento de las artes se hizo universal. Finalmente terminó de afianzar la clasificación de las bellas artes en: pintura, escultura, música, poesía, danza, arquitectura y elocuencia.
Una vez había denominado a las artes como "bellas artes" y había afianzado su clasificanción, Bateaux formuló una teoría sobre estas. En ella se reducía a afirmar que la característica común entre ellas es que imitan la realidad. Esta característica ya había sido señalada por Platón y Aristóteles quienes separaron la artes en originales (música, arquitectura) e imitativas (pintura, escultura y poesía). Bateaux, sin embargo, fue el primero en considerar que todas las bellas artes eran miméticas y basó su teoria en esto que, aunque errónea, gozó de gran popularidad.

El problema que puso en duda esta clasificación de las bellas artes apareció en el S.XIX cuando las técnicas comenzaron a avanzar y aparecieron un número de áreas polémicas que quizás pudieran incluirse en el concepto del arte. Entre ellas estaba la fotografía, la cinematografía, el jardinero paisajista, los medios de comunicación, los muebles artísticos... Incluso hubo problemas con la Hermandad de Trabajadores de las Artes que criticaban la distinción entre el arte puro y el utilitario , exigiendo la readmisión de la artesanía en el "verdadero arte".
El concepto de arte, aunque de teoría afianzada era, en práctica, bastante fluido. Aunque en la teoría se usara el criterio de la belleza para decidir que era arte, en la práctica se usaban otros muchos, como el grado de seriedad, la expresión, el propósito no comercial etc...
La moderna idea del arte es, en principio, aceptable pero parece que sus límites son muy confusos. De hecho existen áreas en las que esta vacila entre diferentes interpretaciones que son, a menudo, contradictorias; existe una interpretación liberal en las que, además de las siete artes clasificadas por Bateaux, se incluyen la fotografía, el cine y otras artes de carácter utilitario. De este modo, a veces el concepto de arte es muy amplio y abarca muchos campos, en otras solo se refiere a las artes visuales. También podemos decir que un objeto es una obra de arte dependiendo de la intención y logro del autor, sin embargo, hay relojes que consideramos obras de arte y su creador no tuvo intención alguna. También podemos entender "arte" como un arte único, con un significado general, o como un arte particular. Estas son algunas de las áreas de incertidumbre.
Realmente no es tan problemático ya que podemos matizar su uso según el contexto. Lo que es realmente complicado es establecer la relación que existe entre la cultura material y el arte. Entendemos que deben de ir separados pero la línea que separa uno de otros no está del todo definida.
El significado del concepto de arte es mas extenso hoy día de lo que ha sido nunca, ya que incluye muchas mas artes de las que se encontraban fuera de la lista de Bateaux; además de seguir incorporando las artes antiguas. Por esto mismo actualmente tenemos una definición menos precisa que la que se daba en la Edad Media. En algunos diccionarios, todavía se conservan definiciones antiguas o que aluden al término "belleza"cuando esta no es indispensable en el arte. De hecho, nuestra época ha heredado la definicion que establece que el arte es la producción de belleza y la suplementaria, que afirma que el arte imita la naturaleza. Como ninguna ha demostrado ser la adecuada se ha impulsado la búsqueda de nuevas definiciones.
Solo una cosa tenemos clara en cuanto a la definición de arte; que el arte es una actividad humana consciente. Por tanto la búsqueda principal seria la de averiguar que distingue al arte de otros tipos de actividad humana consciente, es decir, buscar la diferencia específica del arte.
Uno de los rasgos que intentaron establecerse como distintivos del arte fue que el arte produce belleza pero el concepto de belleza es muy ambiguo. Su sentido más restringido sería el de equilibrio o armonía de formas. Este concepto es bueno para la definición del arte clásico pero no para el resto.
Otro de los rasgos distintivos fue el de que el arte representa la realidad que, evidentemente , solo sería apto si nos refiriéramos exclusivamente al arte mimético.
También se llegó a la idea de que el rasgo distintivo del arte es la creación de formas entendiendo que el arte es la construcción de cosas. Pero, si nos damos cuenta, mucho de lo que nos rodea son cosas construidas de forma consciente. Según August Zamoyski "el arte es todo aquello que ha surgido a partir de una necesidad de dar forma a algo" pero la palabra "forma" es demasiado extensa. Los diseñadores industriales, técnicos y trabajadores también dan forma a las cosas.
También han probado con el rasgo de la expresión, concepto demasiado ambiguo y exclusivo ya que muy pocas escuelas artísticas tienen a la expresión como objetivo.
En la idea de que el rasgo distintivo del arte es el de producir la experiencia estética nos encontramos con un parentesco a la de la idea de la belleza, ya que se refiere a una experiencia de la belleza. Por tanto, nos volvemos a encontrar con la ambigüedad y con el problema de que otras cosas que no son consideradas artes también pueden producir una experiencia estética. Si intentáramos limitar esta propuesta a que el rasgo distintivo del arte es que intenta producir una experiencia estética y lo logra, estaríamos restringiendo demasiado ya que se piensa que la emoción a la que hace referencia es de una clase exclusivamente positiva,
Por último, otra de las propuestas destacadas sobre los rasgos distintivos del arte sería la de que el arte produce un choque en el espectador. Esta es la aportación mas reciente de todas. Entiende que el arte produce en el espectador un tipo de experiencias estéticas abrumadoras o desconcertantes. La función principal del arte sería la de causar impresión. Esta aportación supondría la exclusión de todo a lo que llamamos arte clásico.
Existen muchas mas contribuciones a la búsqueda de rasgos distintivos del arte, pero ninguna exacta. Aunque cada una de las aportaciones que hemos visto contengan parte de verdad, no llegan a ser certeras dado que no pueden hacer justicia a todo el campo que generalmente se denomina arte. De hecho,se ha llegado a la conclusión de que conseguir una definición de arte es imposible.
Se entiende que hay términos de uso común que se resisten a ser definidos de manera exacta porque los objetos que lo componen no tienen anda en común sino que, a lo sumo, poseen un parecido de familia. A esta categoría de conceptos de la denomina "abierta". A ella pertenecen prácticamente todos los conceptos básicos de la estética y, por tanto, también el término "arte". Se entiende que los artistas generan cosas nuevas y esto hace imposible su definición. Pero, si siguiéramos esto a rajatabla pensaríamos que la palabra "animales" o "plantas" tampoco puede ser definida, puesto que constantemente se descubren nuevas especies. Personas como Weitz creen que no es necesario definir el arte ya que se puede tratar sobre el tema sin tener una definición pero Tatarkiewicz defiende que entonces sería complicado profundizar en las investigaciones. Por tanto, ve necesario establecer una definición adecuada para el arte.
Entiende que tenemos que basarnos en la idea de que el arte es de carácter variado y esto sugiere que tenemos que ir por otro camino diferente del que se ha seguido hasta ahora. Para ello se basa en la idea de Wittgenstein de que los conceptos tienen un "parecido de familia". Según el autor del ensayo, ninguna de las definiciones dadas puede ser una reconstrucción total del término "arte" puesto que "cada una tiene en cuenta sólo una familia e ignora todas las demás que forman parte del concepto total del arte. Por consiguiente, todas son incorrectas". Teniendo esto en cuenta, y si comprendemos que el arte tiene muchas funciones diferentes, no podemos obviar ninguna.
Si ya tenemos por válido que el arte es una actividad humana consciente, nos queda saber en que difiere de las demás acciones humanas conscientes. Para ello se recurre tanto a las intenciones de las obras de arte, en el efecto que producen, en la relación que mantiene con la realidad y en su valor específico:
Según la intención existen obras productivas (necesidad de perpetuar la realidad) y obras expresivas (necesidad de expresión). Según el efecto unas producen experiencias estéticas de deleite y otras producen efectos contrarios al éxtasis. Según los productos y la relación de la realidad unos las imitan y otros generan formas abstractas. Y según su valor en algunos son la belleza, en otros su gracia u otros valores artísticos diferentes.
Si estudiamos esto, llegaremos a la conclusión de que la definición de arte debe de tener en cuenta tanto la intención como el efecto y se tiene que especificar que pueden ser de varios tipos. De esta forma, la definición resultante será varios conjuntos de disyunciones tal cual que así:
"El arte es una actividad humana consciente capaz de reproducir cosas, construir formas o expresar una experiencia, si el producto de esta reproducción, construcción o expresión puede deleitar, emocionar o producir un choque."
Esta es la definición a la que, finalmente, llega el autor y hace unas anotaciones al respecto. La definición , obviamente, podría ser mas amplia, pero ve necesario que sea sencilla y breve, además entiende que existe un paralelismo y que la definición podría hacerse también basándose en el producto del arte y su valor. El carácter disyuntivo de esta definición lo defiende como algo no excepcional. La definición que ha dado es de carácter general y entiende que puede llegar a mejorarse. Además tiene en cuenta que, siendo su definición de arte en el sentido más amplio, el uso moderno de la palabra la restringe a menudo a las artes visuales o a las creaciones artísticas mas elevadas y excelentes.

Una vez el autor a considerado zanjada la definición de arte, se aventura ha hablarnos sobre su teoría. Debemos de entender cual es el origen y el propósito del arte. Generalmente se han creado tres teorías básicas en el transcurso del arte: La primera indica que es una tendencia natural y una necesidad del hombre, la segunda cree que lo hacemos porque nos causa placer y producimos objetos que producen placer a los demás, la tercera entiende que no es necesario saber la teoría del arte sino practicar el arte.
Obviamente nuestra época no se contenta con las teorías anteriores y se ha intentado elaborar otras diferentes como las de que el arte sirve para descubrir y fijar nuestra realidad interior y experiencias, que el arte es aquello que presenta lo eterno en el mundo (lo que transciende independientemente del tiempo y el espacio), que el arte es un modo de aprehender lo que de otro modo no captamos o que el arte es la libertad del genio entendiendo que su función es sacar a la luz lo que el hombre normal no descubre.
Actualmente se han producido tantos cambios en el arte que esto ha modificado el propio concepto. Por tanto, todo lo que hemos dicho hasta ahora no es del todo aplicable para comprender el estado actual del arte. Para poder comprenderlo debemos retrotraernos al s.XIX ya que era diametralmente opuesto del arte actual. Se dedica a producir cosas bellas, agradar al público y mantener el conformismo como principio mientras que el arte actual prefiere producir cosas nuevas y alterar al público. El nuevo arte surgió como oposición al antiguo y se calificó como "vanguardia". Al final de la II Guerra Mundial solo la vanguardia a tenido importancia. Esta obtuvo el éxito gracias al talento de sus artistas, pero sobretodo, gracias al atractivo que despertaban sus diferencias. Es por esto, que siente la necesidad de ser incesantemente nuevo y, por tanto, los cambios de forma que sufren son constantes. Sus cambios avanzan de un extremo a otro y por esto se le otorga a la vanguardia un caracter extremista. Estos cambios que han tenido lugar en las formas del arte han ejercido una influencia en la teoría e incluso en el mismo concepto del arte.
El concepto que logró establecerse implicaba que el arte era parte de la cultura , surgia gracias a las destrezas , se percibía como una región separada en el mundo y su objetivo era el de crear obras de arte. Sin embargo algunos teoricos se oponen a esta tesis ya que entienden que la cultura es dañina para el arte, consideran que cualquiera puede hacer arte y que para ello no es necesario nadie que posea una destreza especial, se entiende que el arte funciona mejor cuando se fusiona con la realidad (en vez de presentarse como algo aislado) y para ellos el arte no se basa solo en la produccion de obras ya que consideran que la vida de esta es breve.
Llegar a la idea de que el arte puede existir sin la obra de arte hace evidente que no solamente cambia la teoria sino que tambian cambia la definición.
Está claro que nuestra época se dirige hacia la oposición generalizada, hasta llegar incluso a estar en contra del mismo término "arte".
Esto a llevado a muchos, como a Witkiewicz, a predecir el final del arte. Se cree que el mundo contiene una cantidad limitada de estímulos y que , por tanto, deben de agotarse alguna vez. Piensan que el arte se trata de una forma transitoria de la vida y de la actividad humana. A pesar de ello, Tatarkiewicz deja clara su poca afinidad a esta teoria:" Es cierto que es posible que el arte deje de pintarse con óleos en lienzos y enmarcarse su resultado con un marco dorado. Pero el arte puede persistir en otras formas. Además, el arte existe no sólo allí donde se encuentra su nombre, donde se ha desarrollado su concepto y donde ya existe una teoría establecida."
Aunque vivamos en una época de cambio constante en busqueda de la novedad, la historia nos ha enseñado que todo cambia.Así que hemos de suponer que esta necesidad de cambiar se evaporará con el tiempo.






















Władysław Tatarkiewicz (1886-1980)

Fue un filósofo polaco, investigador de historia de la filosofía, del arte, y de estética, campo en el que publicó numerosas obras.
Como narra en sus Memoirs de 1979, fue un encuentro con un pariente en una estación de tren de Cracovia al inicio de la Primera Guerra Mundial lo que llevó a Tatarkiewicz a pasar los años de la guerra en Varsovia. Ahí comenzó su carrera como profesor de Filosofía, en una escuela femenina en la calle Mokotowska, cerca del lugar donde Józef Piłsudski residiría por un tiempo al terminar la Primera Guerra Mundial.
Tatarkiewicz dirigió de 1915 a 1919 el departamento de Filosofía de la Universidad Polaca de Varsovia, cuando ésta tuvo comienzo, bajo el patrocinio de los ocupantes alemanes que querían ganar el apoyo polaco para la guerra). De 1919 a 1921 fue profesor en la Universidad Stefan Batory en Vilna; de 1921 a 1923 en la Universidad de Poznań; y, de 1923 a 1961 de nuevo en la Universidad de Varsovia. Desde 1930 fue miembro de la Academia Polaca de Ciencias
Durante la Segunda Guerra Mundial, dirigió confencias clandestinas en la Varsovia ocupada por los Alemanes, poniendo en riesgo su vida (uno de los asistentes era Czesław Miłosz). Después del Levantamiento de Varsovia (de agosto a octubre de 1944), de nuevo puso en riesgo su vida, al recuperar un manuscrito que un soldado alemán había arrojado a una encuadernadora para destruirlo. Éste y otros textos fueron publicados más tarde en el libro Sobre la Felicidad (O Szczęściu).
Władysław Tatarkiewicz murió el día anterior a su nonagésimocuarto cumpleaños.
Tatarkiewicz pertenecía a la Escuela de Filosofía "Lvov-Warsovia" (Szkoła lwowsko-warszawska) del Período de entreguerras, creado por Kazimierz Twardowski, que dio a Polonia importantes científicos y académicos: filósofos, psicólogos, sociólogos y estudiosos de la lógica.




 


jueves, 10 de marzo de 2011

La cucaracha/Tomado de Fima de Amos Oz, en el ensayo La tierra prometida olvidada de Nadin Gordimer



En su cocina Fima se encuentra con un invitado.

            De repente una cucaracha que parecía cansada e indiferente se desplazaba tranquilamente hacia él. No intentó escaparse. Enseguida, Fima se apasionó con la emoción de la caza […] se quitó el zapato y lo blandió, y luego se arrepintió al acordarse de que fue así, con un golpe de martillo en la cabeza, como el agente de Stalin asesinó a Trotski exiliado. Y se asustó al descubrir la semejanza entre Trotski, en sus últimas fotografías, y su padre, que acababa de marcharse, rogándole que se casara. El zapato quedó inmóvil en su mano. Observó con asombro las antenas de la criatura, que trazaban lentos círculos en el aire. Vio masas de pelillos diminutos y tiesos, como bigotes. Estudió las piernas larguiruchas aparentemente llenas de articulaciones. La formación delicada de las alas alargadas. Se llenó de una emoción de asombro frente al arte preciso y menudo de la criatura, que ya no le parecía aborrecible sino de una perfección maravillosa; un representante de una raza odiada, perseguida y encarcelada en las cloacas, perfeccionándose en el arte de la supervivencia tozuda, ágil y astuta en la oscuridad; una raza que sucumbió al aborrecimiento primitivo del miedo, a la crueldad sencilla, a los prejuicios heredados. ¿Podría ser precisamente lo evasivo de esta raza, su humildad y su falta de atractivo, su vitalidad poderosa, lo que inspiraba horror en nosotros? ¿Horror provocado por la longevidad misteriosa de una criatura que no pica ni muerde y siempre guarda las distancias? Volvió a calzarse el zapato, sin darse cuenta del mal olor de su calcetín. Y cerró la puerta del armario debajo del fregadero con cuidado, para que la criatura no se alarmase.

El leopardo y la tortuga. Tomado de Anthills of the Savannah, Cinua Achebe, en el ensayo El ñame y la navaja del texto Escribir y ser de Nadine Gordimer.




Y el viejo cuenta un cuento:

Érase una vez  un leopardo que durante mucho tiempo intentaba cazar a una tortuga. Por fin dio con ella en un camino solitario.
-! Ajá -dijo-, ¡por fin! Prepárate para morir.
Y la tortuga contestó:
-¿Me permite pedirle un favor antes de que me mate?
El leopardo no veía ningún inconveniente en permitírselo y estuvo de acuerdo.
-Déme unos momentos para prepararme mentalmente –dijo la tortuga.
Una vez más, el leopardo no vio ningún inconveniente en su petición y se lo permitió.
Sin embargo, en vez de permanecer quieta como era de esperar, la tortuga empezó a cavar con las manos y los pies en el camino, tirando furiosamente arena a diestro y siniestro.
-¿Por qué haces eso? –preguntó el leopardo, confuso.
La tortuga le contesta:
-Porque, incluso después de morirme, quiero que cualquiera que pase por este camino diga: sí, aquí hubo una lucha.

lunes, 7 de marzo de 2011

XI entrega Colección De Poemas Magníficos Dominicanos con el soberbio: Carta a Compadre Mon



Tanto he pisado esta tierra,
que es ella la que anda ya.
Compadre Mon.

Por una de tus venas me iré Cibao adentro.
Y lo sabrá el barbero, aquel que los domingos
te podaba las barbas
como quien poda un árbol de la patria.
Y también Domitila lo sabrá, Domitila
que mientras comadreaba tenía entre las manos
unos duendes que hacían pan sabroso hasta el lodo.
Y hablo de Domitila, porque sin esa cosa...
quizá ni tu revólver fuera un poco de pueblo.
Porque ella fue tu risa, fue tu pan y tu catre.
¿Qué hubiera sido entonces de esas cosas humildes
que tocaron tus manos, tu calor, tus pisadas?
Tu caballo
hubiera sido siempre una bestia cualquiera.
Tal vez sin estas cosas los muchachos con sueño
ya hubieran enterrado tu pistola, tu espuela;
todo lo que en tu cuerpo y en tu aire
es la tierra que quiso no quedarse dormida.
Porque tú, que no fuiste nunca niño de escuela,
a la escuela te llevan en la boca los niños.
Es que no quiero hablar de tus cosas mayores,
ni aún de aquella extraña madrugada en que diste
órdenes a un soldado
para que repicara las campanas
por tu llegada al pueblo.
No.
No quiero hablar ahora de tus cosas de todos.
De lo que quiero ahora
es hablar del remiendo que te hacía la tía
en aquellos no aún gloriosos pantalones.
Hablo de la ternura con que tú ya besabas
sus manos costureras, cuando aún tus bolsillos
se cargaban de piedras para romper faroles.
La gente que te vio tan pequeñito
no pensó que la tierra se iba a poner tan grande...
Ahora,
cualquiera cosa tuya huele a patria.
Hasta Tico, el lechero
que llega con un poco de leche en su sonrisa,
y me dice:
aquí, Manuel, estuvo Mon un día,
¡que no rompan la silla donde lo vi sentado,
arrimao a esta puerta!
Ya ves, Compadre Mon,
no puedo hablarte ya de cosas grandes;
tu pistola, tus barbas, tu caballo,
tu nombre,
todo es pequeño junto a esta sonrisa.
¡Cómo brilla tu historia en los dientes de Tico!
Qué grande estás, Compadre Mon en esas
cosas pequeñas.
¡Por las ventanas de Tico yo me iré Mon adentro!
El maíz no lo sabe,
ni el trueno,
ni el agua.
Pero tú estás en el maíz del niño
que piensa crecer mucho y tener tu tamaño,
y tener un caballo como el tuyo
que entró en la historia a fuerza de ser patria.
El trueno no lo sabe,
pero tú estás en la garganta ronca
de los tambores que enronquecieron
de tanto hablar de ti..., de los rugidos
del paso de tu sangre.
El agua no lo sabe,
pero eres, el agua con un cuento...
tú le pusiste edad al agua de los hombres...
al agua que más duele, la pesada
¡que siempre llena venas, y con sed siempre el hombre!
Sin embargo, no quiero,
no quiero hablar, compadre Mon, de esas cosas visibles tuyas...
Yo prefiero decirte que Cachón, un muchacho
enclenque de mi pueblo,
estuvo muchos días y demasiadas noches,
torturándose,
fabricando,
puliendo unas estrofas, y luego, sin comer,
muchas veces,
iba a mi casa, casi asustado,
casi tartamudo, sorprendido,
y como quien comete su más sagrado crimen,
me decía: —Manuel, aquí tengo una cosa
que quiero que tú veas.
Pero nunca, nunca pude leerla,
porque temblaba para darme aquello...,
y volvía a su casacón aquello en secreto,
y volvía a pulir,
y a no dormir,
ni comer,
y volvía a hablar solo.
De esto, Mon, sí quiero casi hablarte en familia:
de aquel muchacho débil escribiendo tu nombre,
buscando entre tus barbas raíces de la tierra,
los árboles perdidos de la patria...
De esto, Mon, sí quiero casi hablarte en familia:
de aquel muchacho en huesos
que iba a la barbería
y diez veces le preguntaba al barbero
que cuánto le debía...
(Porque, Mon, es muy triste
no terminar un verso).
Aquel muchacho simple que perdió la memoria
y que yo le decía que comiera...
Aquella emoción pura que al nombrarte, parece
que se abría las venas para que se bebieran
hondo y tibio tu nombre.
Esto sí me parece que no deja que el tiempo
gaste hasta lo más simple de tu voz:
tu sonrisa.
Y a ti, Compadre Mon, que te encontré una tarde
haciendo el hoyo puro
del futuro cadáver de tu cuerpo
(porque nunca supiste que tu muerte
no cabe en ningún hoyo de la tierra).
Yo mismo que de niño te conocí en el aire
que respiraba el pueblo,
iba ya repartiéndome tu vida,
iba haciéndole un poco de mis cosas,
iba ya no dejándole morir...
Después el campamento se ocupó de tu nombre,
de tus cosas mayores.
Y era difícil ya, que como un hombre cualquiera,
te pegaras un tiro,
o te entregaras a menudencias,
a pequeñas manías;
porque hasta aquellas inútiles palabras a tu gato
tenían ya un sentido,
porque así son, Don Mon, todas las cosas
que pertenecen a lo que ya tiene
tamaño de destino...
Un simple canto de gallo que despierta
las cosas de la mañana,
toma de pronto la estatura de un siglo.
Si entre las cosas que se despiertan con su canto
se levanta un caballo con la historia en el lomo.
Te estoy diciendo esto, viejo Mon, ahora
en que hacer unos versos y ponerse a decirlos
es un peligro... tan grande
como ponerse a hacer la patria
con sables de madera de sándalo.
Porque nosotros, los que hacemos
estas cosas de sueño, no estamos preparados
para la fiesta del honor con precio...
Yo voy, a ratos, ciegos que tocan su instrumento
por unos cuantos cobres. Muchas veces,
después de sus canciones, voy a verme al espejo,
y miro bien mi cara para ver si es la mía...
Porque, a veces, cuando cantan los ciegos,
muchas cosas del cuerpo voy dejando
no sé a dónde...
Por eso,
pregunto por mi nombre cuando cantan los
ciegos.
Te estoy diciendo esto porque a veces
lo que nació en tu pecho lo tienes en la mano...
Te estoy diciendo esto, viejo Mon, porque a ratos,
hablas conmigo cosas que hablando no me dices.
He caminado mucho por los ríos
que vienen de tu cuerpo cuando a oscuras
te hicieron; y sé que cuando sangras
te salen por las venas los sueños más varones.
Es que desde hace tiempo,
tú contruyes la patria, destruyéndote.
Arriba

Quién muere? excelente texto de Pablo Neruda




Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.

Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú. Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre el blanco y los puntos sobre las íes a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.

Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está feliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.

Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en si mismo.

Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.

Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.

Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de empezarlo, no pregunta de un asunto que desconoce o no responde cuando le indagan sobre algo que sabe.

Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hacho de respirar.

Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.

Pablo Neruda.

viernes, 4 de marzo de 2011

LA FAMILIA PERFECTA.

 


ABRIÓ LA PUERTA con lentitud y subió con tal facilidad que me sorprendí. Su rostro me dijo en un instante que la amaría. En ningún lugar de Villa Agreste había visto piel blanca, semblante dulce, ojos de verdor así… ¿Qué buscaba frente a un cementerio tan tenebroso con una criatura tan tierna? Me escapé, y por mi alma que no vuelvo. Pies y cuello se me acalambraron, el camión se comió los badenes en ambos lados. Como pude, volví a mi temperatura. No me cupo la menor duda de que estaba muerta. ¿Qué haría, cómo pedirle que se desmontara? Me dejé mirar por esos ojos verdeaceitunados. ¡Déjenos quedar con usted, nadie sabrá que estamos muertas, por favor, suplicó con dulzura, no precisará  darnos de comer ni de vestir, tampoco nos enfermaremos y si llega a perdernos pavor, prometo hacerle el amor las veces que desee. Su voz fluía hecha de tranquilidades congregadas para esa especial anatomía. Momento de pensar en un sicólogo. Depositó una mano sobre mi brazo, fría. Hacía  tanto esfuerzo para mostrarme gentil que ignoro cómo mantuve los orines en mi vejiga. Recostó su oscurísima cabellera sobre mi hombro mientras sacaba un seno y lo colocaba en los labios de la criatura que asemejaba beber aquella leche que no bebía, porque las muertas, aprendí, no pueden dar leche a sus muertitas y muertitos. Contemplé de reojos a la pequeña, dulce y copiadita a la madre. Tranquila la niña, ¿nunca llora? Solo si siente que estoy triste, es una niña muy afectuosa; también llorará si te siente triste, sabe que eres bueno. Del cementerio de Villa Blanca al poblado de Villa Agreste no había una distancia considerable, aceleré desafiando la espesa oscuridad para aprovechar el abstinente tránsito de la madrugada. Mi vieja casona de dos niveles en madera y galería de estilo colonial se abría a las luces del camión desnudada de toda esa noche tan gruesa. Me desmonté sin apagar el vehículo. Abrí el portón de madera aprisionado con una cadena y un candado amarillo. Volví al camión, lo entré en la boca del garaje observado con empecinamiento por la joven madre. La puerta de caoba cedió al empujón sin hacer ruido. Ella sonrió de ver que no rechinara. Le mostré la sala repleta de viejos muebles al estilo victoriano, la cocina con hendijas diagonales por donde entraba aquel aire embadurnado de azahares, mi estudio bajo las escaleras con sus paredes tapizadas de libros, afiches de beisbolistas de las Grandes Ligas y trofeos. Parecía perdida en la contemplación de lo que iba encontrando. Mi biblioteca, siempre desordenada, soy un extraño híbrido de camionero, escritor de sexta categoría y entrenador de béisbol. Me acompañó escaleras arriba, la criatura apretada en su regazo, con  aire solemne y cándido. Esta es mi habitación, ves qué grande, la de ustedes está justo al lado, si deseas hay otras dos que puedes escoger. Nos quedamos perplejos. Estaba enamorado. Fuera lo que fuese me impresionaba su belleza. ¿Cómo permanecería en el mundo de los cuerdos? Era hermosa, irradiaba ternura, ¡en qué podía perjudicarme que estuviera muerta?, la tenía a mi lado y no distaba de otras mujeres de este mundo y, ¿no era acaso la mujer más hermosa de todas?, ¿cuándo en mi vida me iba a hacer caso ese tipo de mujer con un aspecto tan ordinario como éste? ¿Puedo dormir contigo?, no queremos volver a estar solas, si no te asusta. Hablaba en suspiros que se escabullían por mis oídos como serenata en la memoria. Las palabras no me salían siendo el imbécil que era enamorándome a primera vista de la muerta más bella del planeta y con aquel miedo montañoso, qué digo, cordillerano, de besarla corroyéndome en pugna por exhalar de/entre mis labios, si, moría por besarla y sin embargo, me aterraba la sola idea de que me tocara. Avanzó hacia mí, recostó su cabeza sobre mi pecho,  la niña descansó su cabecilla sobre mi hombro. Sentí que el mundo se desprendía de mis pies y un escalofrío laceraba mi pecho, pero era un hombre en el buen sentido con H mayúscula y en negritas por demás. Contemplé aquel hermoso cuadro familiar en el espejo y saqué fuerzas, las abracé con cálida afectuosidad y me sentí aliviado, aliviado de que la pequeña no llorara…



Randolfo Ariostto.