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sábado, 26 de febrero de 2011

X entrega de la Colección De Poemas Magníficos Dominicanos/Homenaje al inmortal René.


EL VIENTO FRÍODebo saludar la tarde desde lo alto,
poner mis palabras del lado de la vida
y confundirme con los hombres
por calles en donde empieza a caer la noche.
Debo buscar la sonrisa de mis camaradas
y tocar en el hombro a una mujer
que lee revistas mordiendo un cigarrillo;
ya no es hora de contar sordas historias
episodios de irremediable llanto,
todo perdido, terminado
Ahora estamos frente a otro tiempo
del que no podemos salir hacia atrás,
estamos frente a las voces y las risas,
alguien alza en sus brazos a un niño,
otros hay que destapan botellas
o buscan entretenidamente alguna dirección,
una calle, una casa pintada de verde
con balcones hacia el mar...
Debo buscar a los demás,
a la muchacha que cruza la ciudad
con extraños perfumes en los labios,
al hombre que hace vasijas de metal,
a los que van amargamente alegre a las fiestas.
Debo saludar a los camaradas indiferentes
y a los que viajan hacia otra parte del mundo,
porque todo ha cambiado de repente
y se ha extinguido la pequeña llama
que un instante nos azotó,
quemó las manos de alguien, el cabello,
la cabeza de alguien.
Ahora se acaban aquellas palabras,
se harán ceniza del corazón,
se quedarán para uno mismo...
Es hermoso ahora besar la espalda de la esposa,
la muchacha vistiéndose en un edificio cercano,
el viento frío que acerca su hocico suave
a las paredes,
que toca la nariz, que entra en nosotros
y sigue lentamente por la calle,
por toda la ciudad...

BiografíaNació en San Pedro de Macorís el 9 de mayo de 1937. Nieto del poeta Federico Bermúdez. Su vida transcurrió en un ambiente de precocidad que lo haría alcanzar en poco tiempo el bachillerato. A temprana edad produjo composiciones poéticas que asombraron a todos, desempeñándose también como actor en veladas infantiles y como autor de canciones. Más tarde empezó en Santo Domingo sus estudios de derecho, interrumpidos por su vocación política que lo llevaría a luchar contra la dictadura hasta el extremo de ser llevado a prisión y enviado a un forzoso exilio a Puerto Rico. Regresa al país y se dedica con mayor entusiasmo a la lucha política, fundando con otros escritores jóvenes el grupo denominado "El Puño" durante los días de la guerra de abril de 1965. En 1966 uno de sus cuentos es premiado por la sociedad cultural "La Máscara". Su primer libro de poemas, titulado El viento frío, es eminentemente autobiográfico. Aunque rodeado de muerte por todas partes, en estos poemas, según nos dice, desea poner sus palabras del lado de la vida. Porque el amor siempre estuvo unido a sus preocupaciones y está presente en sus más crudos poemas de lucha.

Muere en Santo Domingo el 20 de diciembre de 1972, a causa de un accidente automovilístico, cuando ya empezaba a producir su obra de madurez, cuando las formas poéticas comenzaban a entregársele con nitidez, y temática y estilo alcanzaban una amplia gama de resonancias enriquecedoras. Creó la publicitaria Retho en los momentos de mayor éxito de su carrera. En 1981, con prólogo de Ramón Francisco, sale a la luz pública un volumen con el título de Cuentos y poemas completos, que dejando fuera a El viento frío, recoge su narrativa y su producción poética inédita en donde, por primera vez, quedan claras las posibilidades que el destino le reservaba. Su nombre ha sido enarbolado como una consigna que representó los ideales de toda una generación, en este caso, la de postguerra.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Publicado por Wineruda/CRÍTICAS DE LITERATURA UNIVERSAL

 

SAMARCANDA, Amin Maalouf
Alianza Editorial, 1993
385 pag.

Argumento:
Novela que cuenta dos historias separadas en el tiempo, pero unidas por el eje principal del relato: un libro, “rubaiyat” escrito por Omar Jayyán. Durante el siglo XI Persia ve roto su pasado de tranquilidad y esplendor, la figura de Omar Jayyán, se antepone a la figura del creador de la secta de los “asesinos” Hassan Sabbah, el amor a la vida, al amor, al vino, del primero; se contrapone a la ascética, cruel y fanática del segundo. La otra parte que citaba es el discurrir de los siglos para el libro, para encontrarnos en el intento obsesivo (que Maalouf cuenta en primera persona) de un librero y bibliófilo norteamericano, de encontrarlo.
Opinión
Partiendo de la base que es un hermoso libro, ameno y capaz de entretenerte en cada una de sus páginas; a mí me parece que la parte que cuenta la búsqueda del libro en la época “actual” es claramente inferior a la que cuenta la vida de Omar y la del mundo que le rodea. Pero por ese nimio detalle no se abstengan de leerlo. Porque merece la pena, desde su prosa hasta cada una de las historias que conforman el libro.
wineruda
LITERATURA LIBANESA
EL VIAJE DE BALDASSARE
(Le périple de Baldassare)
Amin Maalouf
Editorial Círculo de Lectores
Año 2000
Año de edición 2001
446 Páginas

ArgumentoEl año 1666 se anuncia en numerosas profecías como el año en el que acabará el mundo; Baldassare, un librero de origen italiano asentado en el Líbano, escéptico ante esas cosas que él cree supercherías, recibirá un legado en forma de Libro sobre los nombres de Dios. Habiendo vendido el libro pronto sentirá la necesidad de buscarlo porque en ese libro se encontrarían las claves sobre ese fin del mundo y legada del anticristo. El viaje en su búsqueda será la razón de la novela de Maalouf.

Opinión personal
Hay ciertos temas, ciertas cosas comunes en todos los libros que he leído de Amin Maalouf: los viajes, la búsqueda de algo (cultura, libros, personas; búsqueda de la verdad, de la comprensión), suele parecer, también, temas relacionados con el entendimiento entre religiones, entre las personas. De alguna forma son viajes “iniciáticos” a la búsqueda de una “verdad” personal, o de un sitio u objeto con el que la vida cambiará de forma radical. Esta novela no es diferente, tiene algo de todo ello y, aunque se lee de forma rápida y es ameno, me parece de inferior calidad a otras del mismo autor (Samarcanda, León el africano)
Wineruda
LITERATURA LIBANESA
LEÓN EL AFRICANO
(…)
Amin Maalouf
Alianza Editorial
Año 1992
419 páginas

Argumento
Hasan hijo de la Granada arábiga, se ve obligado a huir de su ciudad tras la caída en manos de los cristianos. Su vida a partir de aquel momento es un peregrinar por el mundo. Primero por el norte de Africa, y después recorre el Africa Negra, conociendo y aprendiendo de la vida de aquellas culturas. Conoce Constantinopla; y en Egipto es secuestrado por piratas que le venden como esclavo a los cristianos. Es regalado al Papa León X del que se hará amigo y colaborador.
Opinión personal
Es una de las novelas más conocidas de Amin Maalouf. Una buena novela de viajes y aventuras, sin más pretensiones. Que , como siempre, Maalouf habla de la vida, de los progresos humanos, de las religiones, de las formas de entender la religión, del hombre madurando en cada paso que da, conformando un carácter único y diferente por la experiencia casi iniciática que le da el conocimiento de sitios diferentes y culturas diferentes. Maalouf habla de las relaciones humanas más allá de las diferencias religiosas. Es el contacto entre las personas el que permite alejar miedos, rencores o leyendas sin sentido. Novela entretenida.

La ciguapa

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Mi primera vez fue con La ciguapa. Sus cabellos pabellonaban aquella desnudez y su canto aturdía mi corazón de un modo que el temor a morir corroía mis ímpetus adolescentes. A través de la nívea expansión podía escuchar sus zancadas. Mi respiración delataba inmadurez en tales diligencias del placer. Una osadía de roedor me acomodaba al claustro de su sensualidad. Temblar a cada palabra, serpentear al filo de la noche o el alba; el dolor del amor que parte con una leve dulcedumbre en agonía, la expiación de la mujer amada a destiempo. ¡Aaahhh! El morbo del más hermoso relato de Javier Angulo Güridi.
Randolfo Ariostto.

lunes, 21 de febrero de 2011

LITERATURA TURCA por wineruda


ME LLAMO ROJO de Orhan Pamuk
“benim adrm kirmizi”1998
Punto de léctura, 2004 , 687 páginas

En la Estambul del siglo XVI, en el comienzo de la decadencia del Imperio Turco, la lucha por mantener la propia personalidad y las costumbres se contrapone a la llegada de las influencias occidentales, toda tamizado, aún más, por la presión de la religión, por su interpretación más radical y sus seguidores. Las ilustraciones de los libros, las miniaturas , será la mas perseguida, la más presionada, puesto que el Corán prohíbe la representación figurativa. La influencia franca (cristiana) pervertirá en mayor manera la visión, de aquellos, de esa pintura. En esa situación es asesinado un maestro ilustrador que preparaba, junto con otros, un libro secreto para el Sultán hecho a la manera de la pintura europea, extrema en las descripciones personales del pintado,-contrario a las enseñanzas del Profeta- para regalar ( impresionar) al Dux de Venecia, por lo cual podría ser presa de las críticas, e iras, de aquellos fanáticos religiosos. El libro crea una búsqueda, un rompecabezas literario, a través de las múltiples voces de sus protagonistas -personajes u objetos-, de ese asesino…Pero no sólo… también es una novela de intrigas amorosas y políticas, es un reflejo de una época y de un tipo de arte que se iba muriendo, es el sonido de las leyendas de viejas batallas, de mitos que parecen salidos de la noche mil dos y de fabulosos ilustradores de antaño.

Opinión
Con la propia voz de su personajes, objetos inanimados, vegetales o animales (yo Negro, Yo Seküre, yo vuestro Tío, me llamo Ester, me llamarán asesino, yo el perro, me llamo rojo(color sangre, pintura)…yo el maestro Osman, yo el árbol…) Pamuk construye el armazón de un libro original. La visión propia de los acontecimientos sale de la voz de los actores, cuyas opiniones a veces se solapan, contradicen, o complementan y son contadas como si hubiera un público, se dirigen directamente a él, lo interpelan , le hacen guiños cómplices, te cuentan lo que hacen, hablan en presente, otras en pasado, el suceso ya pasó… los puntos de vista varían en según qué situaciones, o se añaden, o se confunden , o te mienten…sólo es descubrirlo…¿ El narrador se confiesa mirándote a los ojos, pidiéndote su comprensión? ¿ o te está engañando? Son parte de eso que en literatura se llama metaficción pero ellos no deben saberlo ¡¡¡chsst!!!(sería demasiado prosaico) Están en su propio libro , los estás oyendo contar su opinión acaso en la taberna del cuentista, ellos ya son conscientes de su posición y estado dentro de la historia…
Pamuk, minucioso al extremo, en casi todos sus libros lo es, te cubre de datos, notas, milimétricas descripciones, cuentos, leyendas, parábolas que surgen de cada una de sus hojas, nos cuenta la historia de un mundo en confrontación entre el victorioso pasado y el presente decadente; por ello, como siempre, una parte de la sociedad intenta resistirse al cambio, quedarse en las gloriosas antiguas formas. La ortodoxia y la heterodoxia en todos su formas: religiosos, políticas y artísticas se enfrentan de manera inútil y , casi siempre, cruel ( un aire a “el nombre de la rosa” me llegó a veces, pero nada serio, una brisa de agosto nada más…)
Pudiera alguien decir que es una novela histórica oculta entre los entresijos de una novela policíaca, pero también otro replicarle que es justo lo contrario…Creo que tampoco sería exacto ni justo, no completaría el paisaje literario que nos da la novela, puesto que ademas de histórica y policíaca, lo es también sobre el arte (del amor al arte, a las miniatura en los libros, al pasado ) y es una novela de amor , de supervivencia, sobre los puntos de vista de la religión, sobre política y es, también, una novela de aventuras y leyendas… 687 páginas sobre las calles de Estambul en el siglo XVI, sobre sus gentes, sus peleas, y rencores, sobre los amores de Negro y Seküre, y las dudas de esta sobre si volverá su marido de la guerra después de 4 años, o las furias de su cuñado Hasan, sobre la vieja judía y celestina , sobre las intrigas de palacio, sobre panes de oro que parecen flotar al caer de la mesa , sobre colores, sobre árboles pintados en la esquina de las pinturas de los libros, sobre los castigos a los aprendices y las cegueras de los viejos maestros ilustradores, sobre los ojos achinados de las figuras de las más bellas de las pinturas, sobre leyendas que se repinten, sobre la contradictoria visión de las pinturas francas, sobre ancianos que se odian, sobre intrigas, tesoros incontables, sobre pinceles de pelos de gatos, sobre peleas, sexo y ternura, sobre monedas falsas , sobre torturas y delaciones, sobre el pasado triste y alegre -según como se quiera recordar-, sobre el presente que nunca es lo que hubieses querido que fuera, y por el futuro que a veces nunca existirá…
687 páginas que se harán cortas o largas según lo que el lector quiera implicarse en la novela: son tus amigos o enemigos, queridos..odiados…nunca indiferentes, personajes y novelas de Orhan Pamuk.

      ANÁLISIS: CRÓNICAS DE AMÉRICA LATINA Vargas Llosa, premio Nobel

      CARLOS FUENTES 

      publicado en babelia
      Un análisis de la obra del escritor peruano a través de La fiesta del Chivo, retrato el horror de la opresión de Trujillo en República Dominicana. "Es novela, novedad, y también nivola, nube y niebla unamunianas gracias a una presencia que comunica los hechos".
      En el otoño de 1967, coincidí en Londres con Mario Vargas Llosa. Ambos habíamos leído, recientemente, y con admiración, la colección de retratos de la guerra de secesión norteamericana Patriotic Gore, por Edmund Wilson. Sentados en un pub de Hampstead, se nos ocurrió que no estaría mal un libro comparable sobre la América Latina: una galería imaginaria de retratos. En ese instante, varios espectros entraron al pub londinense reclamando el derecho a encarnar. Eran los dictadores latinoamericanos.
      Los datos están ahí, pero el marco novelesco los reduce (o eleva) a testimonios de una realidad atroz
      Vargas Llosa y yo invitamos a una docena de autores latinoamericanos. Cada uno debería escribir una novela breve -no más de cincuenta páginas por dictador- sobre su tirano nacional favorito. El volumen colectivo habría de llamarse Los padres de las patrias. Nuestro editor francés, Claude Gallimard, se convirtió en el padrino del proyecto. Por desgracia, a la postre resultó imposible coordinar los múltiples tiempos y las variadas voluntades de los escritores que, si mi memoria es tan buena como la de El Supremo de Augusto Roa Bastos, incluían, además de Vargas Llosa y yo mismo, al propio Roa, el argentino Julio Cortázar, el venezolano Miguel Otero Silva, el colombiano Gabriel García Márquez, el cubano Alejo Carpentier, el dominicano Juan Bosch, a los chilenos José Donoso y Jorge Edwards (Donoso prometió ocuparse de un dictador boliviano; su mujer, María Pilar, nació en ese penthouse de las Américas). Al fracasar el proyecto, tres de los escritores mencionados decidieron seguir adelante y concluir sus propias novelas: Carpentier (El recurso del método), García Márquez (El otoño del patriarca) y Roa Bastos (Yo el Supremo).
      Vargas Llosa, a partir de entonces, ha publicado una serie de grandes novelas que culminan, las más recientes, con La fiesta del Chivo (2000) y El sueño del celta (2010). Destaco Conversación en La Catedral (1969) y La guerra del fin del mundo (1981) para concentrarme en La fiesta del Chivo, toda vez que rememora el propósito de aquella vieja conversación en un pub londinense y culmina la preocupación literaria con el tirano genérico en García Márquez y en Carpentier. En El otoño del patriarca (1975), los modelos son Franco y Salazar primordialmente, aunque no quedan fuera resabios de dictadores latinoamericanos del pasado, del presente y del futuro. En El recurso del método (1974) el modelo es el hombre fuerte Venezolano Antonio Guzmán Blanco, un contradictorio personaje que confiscó los bienes de la Iglesia, creó el sistema de educación primaria y apoyó la educación superior... pero también gobernó con mano dura, no frenó a la corrupción y padeció de una vanidad tan ancha como el río Orinoco. Carpentier enfoca un rasgo semicómico de Guzmán Blanco: sus periódicas retiradas del poder para gozar de la vida en Francia y decorar, nostálgicamente, su piso parisino como una selva tropical, con cacatúas y todo. Aunque el poder le importaba más que París: apenas estallaba una rebelión en Venezuela, Guzmán Blanco regresaba -lenta pero seguramente, en barco- a retomar el poder y acentuar la tiranía.
      Roa Bastos, en contraste, escoge a un tirano individual -el doctor Francia- y Vargas Llosa a otro más contemporáneo, Rafael Leónidas Trujillo, el sátrapa dominicano. Sólo que Roa Bastos puede hallar elementos de redención en la figura de Francia y Vargas Llosa no los admite en la de Trujillo. Si Francia es explicable a la luz de la inestabilidad post-independiente del siglo XIX, Trujillo no es explicable, ni admisible, en pleno siglo XX: Es una sangrienta anacronía.
      Iniciado por Valle-Inclán en Tirano Banderas (1926) el tema del abuso del poder, el autoritarismo despótico y la distancia entre la ley y la práctica, se continúa, con los Ardavines de Gallegos, el don Mónico de Azuela, el Pedro Páramo de Rulfo, el Caudillo de Guzmán y ya citados, los dictadores de Roa Bastos, García Márquez y Carpentier. La diferencia en Vargas Llosa es que no apela a un seudónimo literario o a una figura simbólica, sino que nos refiere a un dictador concreto, personalizado, con nombre, apellido y fechas certificables de nacimiento y muerte: Rafael Leónidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria Nueva, Restaurador de la Independencia Financiera y Primer Periodista de la Nación, aunque los dominicanos, para no meterse en aprietos, lo llamaron "Mr. Jones" o "Mr. Jackson".
      Esta salubre denominación -las cosas por su nombre- no significa que Vargas Llosa se limite a un ejercicio periodístico acerca de los treinta años de la dictadura trujillista. Los datos están ahí, biográficos, exactos, lúgubres, pero el marco novelesco los reduce (o eleva) a testimonios de una realidad atroz, en tanto que la misma realidad es cercada (y revelada) por la imaginación narrativa, que se propone, a su vez, como parte de una realidad más ancha, que incluye a la realidad de la invención literaria.
      De esta manera, conocemos al detalle el horror de la opresión trujillista. A los enemigos "los echamos a los tiburones, vivos como usted mandó". Las prisiones son hoyos de tortura en los que la sevicia del tirano es ampliada por la sevicia y los rencores de cada torturador. Los enemigos del régimen son fusilados por doce bandidos que a su vez serán fusilados para que no queden testigos. Racimos de hombres desnudos son vejados, torturados, asesinados... Trujillo cuenta con una corte de aduladores, asesinos y subordinados. Johnny Abbes, a quien se le puede atribuir todo lo malo: "Para que un gobierno dure treinta años, hace falta un Johnny Abbes que mete las manos en la mierda". Ladrón de cadáveres ayer, asesino de sospechosos hoy, maricón, casado con una "horrible y aguerrida mexicana", Lupita, "que andaba con pistola en la cartera".
      "Soy el perro de usted", le dice a Trujillo.
      Henry Chirinos, llamado "el constitucionalista beodo", "la inmundicia viviente", come atragantado, dueño de una "insolente fealdad", autor de poemas, acrósticos y oraciones fúnebres. Es el-hombre-que-nunca-suda: no necesita ventilador. Sus labios son del color de la ceniza; sus palabras exhalan vaho.
      Y está, al cabo, Agustín Cabral, "experto en imperdonables": trampas, triquiñuelas, intrincadas traiciones. Le atribuye a Trujillo que "los dominicanos descubrimos las maravillas de la puntualidad". Es el padre de Urania. Y está, más allá del bien y del mal, Joaquín Balaguer, que sabe lo conveniente y no se entera de lo inconveniente. Sabe callar. Es más jesuita que los jesuitas: actúa como si creyera...
      Trujillo veja a sus colaboradores. Se especializa en humillar a quienes, cultos, universitarios, le sirven. Atiza la lucha de facciones trujillistas, neutralizando a sus colaboradores. ¿Ha leído a Maquiavelo? Como Hernán Cortés en la Conquista de México, ni falta que le hace. Su instinto lo conduce a ejercer un principado vengativo, sangriento, que sin embargo, como lo dijo El Príncipe, sangra a su vez por varios costados. Como todos los tiranos patrimonialistas Trujillo es el benefactor, no sólo de la Patria, sino de su familia. Su madre "la excelsa matrona", "madre del perínclito varón que nos gobierna" y la Prestante Dama, mujer de Trujillo, una vieja "gorda y pendeja", mujercita de "medio pelo y dudoso vivir, apodada La Españolita".
      ¡Ah! Y faltan los hijos del dictador, Radhamés y Ramfis, así nombrados, en honor de la Aída de Verdi. Radhamés es "brutito" y Ramfis el niño mimado, nombrado coronel a los siete años, elevado a general a los diez, enviado a la Academia militar de Fort Leavenworth, donde no recibe el trato que se merece ("general Trujillo") y regresa a la patria a ser festejado como héroe: nombrado Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Crece rodeado de "dos o tres amigos que lo festejan, adulan, sirven y medran a su costa". Hace regalos a las actrices que seduce -Kim Novak, Zsa Zsa Gabor- equivalentes a la ayuda militar de los EE UU a la República Dominicana. Y el propio benefactor, Padre de la Patria Nueva, ¿qué hace?, ¿qué no hace? Nunca suda. Disimula. Controla sus corajes. Se blanquea la tez mulata. Tiene centenares de uniformes, casas grandes y casas chicas multiplicadas. Le gusta "hacer chillar a las hembritas". Confía en que su régimen será eterno, ¿o no lo ha bendecido el propio Cardenal Primado de Nueva York, Francis Spellman? ¿No cuenta con el apoyo norteamericano? Luego de servir como mandadero, entra a la Guardia Nacional durante la ocupación norteamericana y es elevado a Coronel, protegido por el Mayor Watson: "¡Trujillo piensa como un marine!". Golpe de Estado mediante, llega al poder desde 1930 y ya no lo suelta. Asesina impunemente a siete mil trabajadores haitianos en 1937 y a decenas de miles de ciudadanos dominicanos hasta el fin de la Dictadura. Sin él, la República Dominicana sería "país horda, tribu, caricatura". ¡Qué pena, para un gobernante tan superior, tener una familia, "el error de mi vida", la calamidad incomparable, "sin otro horizonte que el trago, las penas y tirar"! Es a pesar, no gracias a ellos -la horda, la tribu- que el régimen se sabe eterno. "¿Quién iba a pensar que un día la Tierra podría dejar de girar alrededor del Sol?".
      Esta "fe" le permite al dictador sobrellevar sus propias miserias personales. La próstata infectada. La incontinencia. Mearse en los pantalones. No controlar el esfínter. No poder "hacer chillar a una hembrita".
      Y no poder evitar, tampoco, la muerte.
      La muerte del tirano: la anticipan los valientes, impacientes, mal preparados opositores que preparan la celada final para asesinar a Trujillo. Y lo consiguen de manera desorganizada, bravos, dispuestos, ellos mismos, a morir en el intento. Del país de "pijoteros, vampiros y pendejos" despreciado por el dictador, surgen los locos justicieros que lo matan y lo mandan a un lecho de hielo, como si el frío pudiera resucitarlo. Ha perseguido a los curas, ha perdido el respaldo de Washington, ha dejado un vacío que llena el hombrecito Balaguer y la transitoria posición de Ramfis como jefe del ejército. Todo es apresurado, todo es pasajero. Lo entendió desde siempre la Prestante Dama "la terrible, la vengadora" y la astuta dama, que fue acumulando millones de dólares en los bancos suizos, últimos beneficiarios de la rapiña trujillista. La Dama nunca reveló los millones de las cuentas suizas. Murió en la pobreza, en Panamá, y llevaron a enterrarla en un taxi.
      La novela de Vargas Llosa no es periodismo: no revela nada que no se haya publicado sobre la tiranía trujillista. Tampoco es historia: demasiados dominicanos sufrieron o se aprovecharon de las tres décadas de Trujillo como para esfumarlas en el pasado.
      Es novela, novedad, y también nivola, nube y niebla unamunianas gracias a una presencia que comunica los hechos, la distancia, los humaniza, los vuelve novedosos y novelables. La presencia es la de Urania, hija del senador Agustín Cabral, el "cerebrito" del régimen y ahora un vegetal humano, despojado de voluntad, a quien su hija abandonó, protegida por las monjas, para salvarse del destino de Rosalía Perdomo, de tantas otras muchachas violadas por Trujillo, por los Trujillos, por las bandas de los Ardavines, los Pedro Páramo, los hijos de patriarcas y los descendientes del tirano Banderas: las legiones del poder sin ley de la América Latina.
      Urania Cabral se salva. Se va a Nueva York a llevar una vida propia, como profesionista independiente, lejos de la fatalidad de la fuerza bruta. Regresa a reconocer a su padre inválido. Regresa a contar esta novela a su tía Adelina, a sus primas Lucinda y Manolita, es decir, a todos nosotros, los lectores de una novela de Mario Vargas Llosa que no sólo cuenta lo que ya sabíamos sino lo que no sabíamos: el efecto de esta historia en el alma de una mujer, Urania, que escapa de la historia para poder contar la historia, desde el marco de una personalidad hecha por la historia pero salvada de la historia para contarla -Urania Cabral- dándole un marco personal, protagonista, que renueva y hace inteligible a la historia.

      Novena entrega de la Colección De Poemas Magníficos Dominicanos en homenaje a Freddy Gatón Arce

      De la poesía, el amor y la luz...


      POEMA DE LA LUZ

      PRÓLOGO

      Te lo he dicho muchas veces: yo he amado
      con voz jamás escuchada hasta entonces en sueños,
      en sueños que buscan la pureza de la forma apetecida.
      Yo he amado con sangres como nubes, como praderas
      todas llenas de llamas y animales antiguos.
      Mas un amo de carne lleva su hueco frío...

      Ahora soy una ardiente suavidad de huesos hechos flor y aire.

      EL POEMA
      Te lo he dicho muchas veces, y el corazón es un espacio
      donde los tiempos, cautivos, se aventuran.

      Se aventuran por ti, ay, cautivos, vuelven al gran tiempo
      que es tu pureza y tu mayor deleite.

      Esa eres tú: la más bella aventura del cuerpo,
      el júbilo que a veces corrobora la más honda agua de tu sueño,

      y yo no lo sabía. No sabía cómo obtener el tú que te hace hermosa,
      cómo llamarte Luz si no eres día y noche.

      Pero eras mía desde antes de que mis ojos fuesen míos
      desde antes de que mis labios fuesen míos para tu nombre,

      Y no hay holgura. No hay hondura mayor que recordarte
      y mirarse tan basto que hasta la misma savia es ruda en primavera.

      En primavera, cuando entre árboles circula una vaga urdimbre de frutas
      con la misma inquietud que un pájaro en los versos.

      Oh pudorosa, gran testimonio mío y de todo,
      es muy difícil conservar la pureza del júbilo después de haber amado.

      Tú lo sabes, lo he hecho muchas veces: yo te aparto
      como Dios aparta su perfección, a fuerza de preguntas y respuestas.

      Dios todavía ignora cuántas lágrimas bastan para que un amor sea hermoso, para que un amor tal vez sea hermoso.

      Yo no puedo decírtelo, alma mía. Pero cuando un amor nace
      hay una multitud de cosas que quedan como muertas.

      Mira esa isla. Su muerte no crece de la luz;
      es en la luz su propio crecimiento.

      Y a aquél. Sí. Míralo. Cómo simula un huerto del mar,
      de ese mar que se dice, que nos dice la heredad de los cielos.

      Su angustia, ¡desnúdate alegría!, no es el inicio de la inteligencia deseada,
      que es la rosa en pájaro y hueso compartida.

      Tómalo. Suéñalo, oh jubilosa, tú que eres dulce y tierna,
      manantial y delirio que ignora la manzana.

      Ponlo junto a tu cuerpo como un ungüento más para mis manos.
      Lo alzaré a tu cielo, y verás que también hay árboles diversos en la tierra.

      Te lo he dicho muchas veces: eres mi salvación desnuda.
      La mejor parte de ti se eleva indefensa para mi poesía.

      ¿Qué puedes hacer? ¿Qué puede toda la luz contra tanta belleza como lazo?
      Recuerda que en el poema no hay amistad para la mujer.

      El poema es una de aquellas cosas que quedan como muertas.
      Como muerte, porque con él percibimos la presencia y el tiempo.

      Un poema no es el gran tiempo aquél de que te hablaba, ni eres tú.
      Es lo que abunda después de despojarse de todo lo que es nuestro.

      Por eso dicen que es el cuerpo el que hace la muerte.
      Que la vida es cuando la forma persiste.

      Yo no lo creo. Hay mucha realidad como posible salvación desnuda.
      Mas, ¿qué es una salvación posible, desnuda?

      Yo quiero que me digas: cuando se habla de la muerte,
      ¿acaso es el cuerpo el artífice total de nuestro mundo,

      o es entonces cuando sabemos que la duración es cosa pura,
      y en nombre y llama cae por su interior desnudo?

      EPÍLOGO
      Esto, tú lo sabes, te lo he dicho muchas veces: el amor es un monstruo
      que exige el sacrificio de todas nuestras criaturas,

      y yo amo la poesía. La amaba desde antes de decir: «Sea la luz».
      Amar es preguntar y ver que todo continúa en su tiempo, amada.

      Y por esto me tumbo y murmuro en tu oído:
      querida, tú eres todo lo que yo esperaba —y sigo esperando.


      Freddy Gatón Arce

      _________________


      La poesía dominicana del siglo XX muestra al mundo grandes aciertos. Es lamentable, sin embargo, que tanto sus autores como la crítica nacional, los editores y los profesores de literatura no hayan resultado lo suficientemente eficaces o competentes como para promover las grandes obras poéticas nacionales, por lo menos en el entorno de la República Dominicana. Y, por supuesto que también resulta de lamentar el hecho de que tantos investigadores y antólogos internacionales de poesía hispana no hayan sido lo suficientemente acuciosos como para descubrir y dar a conocer la calidad y la diversidad de nuestras más genuinas voces poéticas. La auténtica poesía se define en la trascendencia, trasvasa épocas y geografías, producto de la inteligente concentración del poeta en dos instancias esenciales: sensibilidad y conocimiento. Y es por ello que las grandes obras a la larga se imponen, a pesar de la sordera, la negligencia, la pobreza espiritual y material, e incluso a pesar de ciertos gustos y corrientes estéticas… ¿Acaso no merece este poema de Gatón Arce figurar en los libros de texto y antologías que circulan en cualquiera de las instituciones del sistema educativo dominicano? ¿Acaso no merece este poema figurar en cualquiera de las más exigentes antologías poéticas en lengua hispana?
       
      O. M.

      viernes, 18 de febrero de 2011

      James Joyce: un ingeniero de la literatura

      Después de errar en los bajos fondos parisinos y tras pasar por Trieste y Zurich, Joyce consigue publicar, en diciembre de 1916, tanto Dublineses como Retrato de un artista adolescente. Es en este momento cuando decide centrarse en la escritura de la que será su gran hito mundial: Ulises. En 1921, y en la ciudad de Paris, Joyce acaba el último capítulo de su gran novela. Ulises es una obra ingente y compleja, que juega con los simbolismos, el lenguaje y los géneros literarios; por ello su lectura deviene tan complicada. Apasionados de esta obra hay muchísimos… y detractores, también. Se suele argumentar que la lectura de Ulises es una tarea ardua y densa: el escritor utiliza el monólogo interior, la experimentación lingüística y la condensación de técnicas literarias, donde compone capítulos a modo de artículo periodístico, ensayo, diálogo… Mediante esta vanguardista técnica y a modo de parodia de La Odisea de Homero, la novela analiza veinticuatro horas de la vida de tres dublineses (como no): Leopold Bloom, un judío que teme llegar a casa; su infiel esposa Molly Bloom y un poeta joven llamado Stephen Dedalus, una especie de alter ego del propio escritor. Su siguiente y última novela, Finnegans Wake (1939) pretende recoger en 600 páginas las horas de sueño de su protagonista, Humphrey Chimpden Earwicker, también llamado El Soñador o Mr. Porter. La novela llevaría hasta el extremo el carácter vanguardista de Ulises, hasta el punto de resultar prácticamente ininteligible. Su único libro de relatos breves, titulado Dublineses, pretende ser una sátira de las clases media y baja de la Irlanda de su época. Dublineses comprende cuentos mucho más asequibles al lector que las dos obras anteriores, ya que su técnica es más realista. No obstante, un escritor es como es y, a la hora de escribir, no puede renunciar a su estilo. Y, así, en estos relatos continúa presente una forma de flujo de conciencia, aunque suavizado, y, en beneficio del pensamiento de los personajes, escasea la anécdota. Uno de estos cuentos es La pensión, retrato de la convivencia típica en estas casas y en aquella época. La señora Mooney, al separarse de su bebedor marido, pone una casa de huéspedes, ayudada por sus dos hijos, Jack y Polly. Uno de sus clientes es un joven oficinista llamado Doran. Entre éste y Polly surge un acercamiento que culminan manteniendo relaciones íntimas. Enterada la madre de la muchacha, exige una reparación que, según las costumbres del momento, debe consistir en el matrimonio. Pero, como decíamos anteriormente, la trama es mera excusa para que Joyce luzca un estilo narrativo ágil y brillante y dé rienda suelta a los escarceos de conciencia de los personajes, que fluyen a lo largo del relato. Cuando una persona decide exiliarse, puede hacerlo de dos formas: la primera y más habitual es marcharse de su país para vivir en otro. Pero existe otro tipo de exilio de índole psicológica, consistente en encerrarse en uno mismo ante algún desengaño o peligro. A este segundo modo parece referirse James Joyce en su drama "Exiliados", ya que sus personajes, una vez frustradas sus egoístas expectativas, parecen recogerse en ese enclaustramiento interior. "Exiliados" fue estrenada en 1914 con absoluto fracaso. Son personajes egoístas, tan sólo movidos por sus intereses personales, y no dudan en traicionar –o al menos intentarlo- a sus allegados. Richard Rowan es un escritor de éxito casado con Bertha, mujer más joven y menos culta que él. Por su parte, el mejor amigo de éste, Robert muestra un libidinoso deseo hacia la esposa que Richard conoce y tolera. El cuadro es completado por Beatriz, prima de Robert que, a su vez, es deseada por el escritor. En este complejo mundo de relaciones, nadie juega limpio. Richard, al permitir los escarceos de su mujer, se cree legitimado para engañarla con Beatriz. Robert no tiene ningún miramiento a la hora de traicionar a su amigo. Bertha, al verse autorizada tácitamente por su esposo, tampoco siente remordimiento alguno ante sus escarceos con el mejor amigo de éste. Y Beatriz no resulta mucho más digna. Pero, sin duda, el peor de todos ellos es Richard, capaz de arrojar a su esposa en brazos de su mejor amigo y luego sentir celos y odio por ambos. Es un miserable que se cree superior e incluso desprecia a su madre. Ante el fracaso de sus intentos, todos ellos deciden refugiarse en sí mismos. Las malas críticas recibidas junto al estallido de la Segunda Guerra Mundial dieron por finalizada su vida y su obra. James Joyce falleció el 13 de enero de 1941 a raíz de las complicaciones surgidas de una úlcera de duodeno.

      jueves, 17 de febrero de 2011

      Octava entrega de la Colección De Poemas Magníficos Dominicanos César Augusto Zapata

      (Santo Domingo, República Dominicana, 1958).

      Libros Publicados:
      Acrobacias del Ser (1991), Jardín de Augurios (1995), Un Nuevo Día Ayer (1996 , Prosa), Poesía Junta 1989-1999 (1999).-


      Poema Poesía Propathos


      Con su antiguo vestido que al rasgarlo se rehace
      huye del ritual al sueño
      la palabra que expulsada no quiere decir
      sino ser
      Desterrada del mito se hace enigma
      Es otro mito su transparencia recobrada
      El poema revela lo que en su revelación oculta
      Con mil ojos la poesía mira desde su intención dañada
      No quiere decir sino ser y por eso se desgarra
      El sentido está en las laceraciones
      donde la palabra quiere ser
      El poema limpia sus heridas
      cuida sus vacíos
      la aleja de perderse en lo nombrado
      lívido temblor ante el espejo
      La boca del hombre jamás
      descubrió el origen de lo dicho



      Ausencia de Milton

      La rosa única es ahora el jardín
      donde acaban todos los amores.
      T. S. Eliot.

      El jardín es rosa única
      Luz sólida
      belleza atrapada en el lugar de la agonía
      inextinguible celada de otra vida
      augurando un agua imposible para los mortales
      el otro río que perseguido va en las venas
      Nada más hay en un mundo desolado
      la rosa aprisionada por lo bello
      la rosa con su olvido
      lo que persiste después de los amores muertos
      abandona bajo el vértigo su perfume
      Alguien se abraza a su memoria de agua
      son pedazos de corazón estos pétalos
      adentro de la rosa alguien se muere


      Breve Poema Circular
      Para leerse en la tumba de Borges



      Quizá cuando Dios miraba
      a su Rabino allá en Praga
      otro Dios o cosa a Dios miraba
      y ni el Golem ni el Rabino ni Dios
      sabían nada
      de este eterno repetirse en la mirada.


      Icaro caído

      El sol ha vuelto a ser un joven ojo sobre mi sombra
      Otras puertas perdidas y cerradas no sonríen
      Y un rumor de bestia confunde los oráculos
      Alcé vuelo una mañana y es la tarde
      Sobre esta piedra dura que repite voces
      Cansado de alas he caído de la luz
      De un laberinto a otro menos solo
      Adentro hago chillar la bestia que me habita
      Pequeños abandonos me circundan
      Ya no veré a mi amada con su traje de oro
      Ninguna libertad tiene sentido sino es dicha
      A esta hora cae un pétalo al estanque
      Y grazna un pájaro silvestre
      Mientras espero por el abrazo
      Que al fin me ponga afuera
      Con las recuperadas maneras de morirme.


      Érase el silencio


      Olía a voz la luz vagando por el aire.
      Palabra sin hombre que hace imposible
      La visión de los pequeños mundos.

      No descubrirse sirve para entender los misterios.

      ¡Oh lenguaje, oscuridad significante!
      Abundancia que aún no significa.

      Alguien aprende a ocultarse bajo la luz,
      Pero es tan distante el mar,
      Tan lejana la imaginación....



      © César Augusto Zapata

      Roberto Bolaño en “La belleza de pensar”. Entrevista de Cristián Warnken en la Feria Internacional del Libro de Santiago


      Estación Mapocho, Santiago de Chile. 1999Transcripción de René Rojas





      Desde la estación Mapocho, en el corazón de la Feria Internacional del Libro, iniciaremos esta conversación con un poema de Gabriela Mistral: País de la ausencia, extraño país, más ligero que ángel y seña sutil, color de alma muerta, color de ñeblí, con edad de siempre, sin edad feliz. (…) Parece una fábula que yo me aprendí, sueño de tomar y de desasir. Y es mi patria donde vivir y morir. (…) Me nació de cosas que no son país: De patrias y patrias que tuve y perdí; de las criaturas que yo vi morir; de lo que era mío y se fue de mí. (…) y en país sin nombre me voy a morir. Es un poema de Gabriela Mistral, cortado vilmente por mí, para iniciar una conversación con alguien que quizás pueda hablarnos de esa sensación de patrias perdidas, de patrias recuperadas, de naufragio, de personajes solos, de sombras, de fantasmas; Roberto Bolaño conversará conmigo en La Belleza de Pensar. Muchas gracias Roberto por estar conmigo en esta conversación.No, gracias a ti, Cristián.

      Bienvenido a este extraño país, a Chile.Para mí no es nada extraño. Los versos esos, de Gabriela Mistral, cuando dice: “el país sin edad, o la edad de siempre” yo creo que se refiere al país de la infancia. Y eso, en alguna medida, lo veo como algo muy cercano y como algo nada adverso. La infancia detenida. Tal vez si uno permanece en el sitio de la infancia, el lugar de la infancia, las posibilidades de ver cómo se corrompe tu propia infancia son mayores. En el fondo, siempre vamos a ver cómo se corrompe nuestra infancia, estemos en un sitio o en otro. Pero el estar lejos de ese lugar, tal vez haga un poco más suave la visión de…

      Me da la impresión de que la mayoría de tus personajes, de tus distintas novelas y de tus cuentos –estamos hablando de La pista de hielo editada por Editorial Planeta, estamos hablando de Estrella distante por Anagrama, los cuentos; Llamadas telefónicas, Amuleto, y fundamentalmente este libro que ha tenido un impacto en los lectores: Los detectives salvajes– muestran a personajes que han perdido de alguna manera sus puntos de referencias o sus países, son de alguna manera personajes náufragos.
      No sé, la verdad… Permíteme, déjame ver una cosa del poema de Gabriela Mistral ¿Cuál era? ¿Este? (le señala el verso).

      Ese mismo.(Mientras lee el poema) Con edad de siempre… Aquí hay unos versos que son magníficos: con edad de siempre/sin edad feliz. Los dos versos son muy buenos, pero yo sólo me puedo quedar con uno, y es el primero: con edad de siempre. Sin edad feliz no me puedo quedar, es un verso magnífico. Gabriela Mistral es una poeta extraordinaria. En mi caso las edades, los pasos, el transcurso del tiempo; es una experiencia gozosísima. Y esa edad de siempre con el tiempo también se transforma en algo gozoso. Luego está la cotidianidad y las sorpresas que da la vida, pero en principio lo veo de esa manera.

      Yo partí con un poema porque me da la impresión que la mayoría de tus personajes más importantes, de alguna manera, o son poetas, o tienen que ver con la poesía. O incluso algunos, como una patinadora o puede ser hasta un criminal, tienen escondida –en el alma o en el corazón– un verso o un fragmento de un poema. ¿Cuál es tu relación con la poesía? Una suerte de devoción, de amor entrañable por ella…Yo empecé escribiendo poesía. Al menos cuando empecé a escribir en serio, cuando la apuesta era a vida o muerte –que es una forma un poco exagerada de decirlo, pero bueno, se parece– lo que escribí era poesía, y leí muchísima poesía. Y siempre he admirado las vidas de los poetas. Esas vidas tan desmesuradas, tan arriesgadas. Y en ese sentido tal vez –sólo tal vez- ese amor mío por la poesía y por los poetas se refleja de alguna manera en algunos de mis libros. Yo no creo que en todos. Además, yo como poeta no soy nada de lírico; soy totalmente prosaico, cotidiano. Mi poeta favorito es Nicanor Parra. Nicanor Parra ya lo dice; que él no habla de crepúsculos, ni de damas recortadas sobre el horizonte, sino de comidas y luego de ataúdes, y ataúdes y ataúdes -lo repite.

      ¡Y él habla de antipoesía! ¡Pero en tus libros aparece frecuentemente la palabra poesía!...Es que la antipoesía es poesía. De eso no hay ninguna duda. El Manifiesto Antipoético de Nicanor es poesía de la más pura.

      Ahora, ¿qué es lo que es poesía? Como la pregunta de Gustavo Adolfo Bécquer, que lo pregunta casi retóricamente. ¿Qué es poesía?Poesía… eres tú. ¿Esa es la respuesta? (Los dos ríen, luego volviendo a la pregunta…). No, no sé qué es poesía. No, no lo sé. Se quienes estuvieron cerca del fenómeno poético. Para mi, Rimbaud y Lautréamont siguen siendo los poetas por excelencia. El camino de Rimbaud y de Lautréamont es el camino de la poesía. Y en ese sentido la poesía para mí es un acto que tiene mucho de –es un gesto más que un acto– de adolescente. De adolescente frágil, inerme, que apuesta lo poco que tiene por algo que no se sabe muy bien qué es. Y que generalmente pierde. Alfred Jarry para mí es un gran poeta contemporáneo. Aunque escribió poca poesía. No sé realmente qué es poesía.

      A propósito de Rimbaud, te relacionaría con algunos poemas iniciales; de la adolescencia –justamente– de Rimbaud, de los primeros poemas. Unos poemas que se llaman La Bohemia donde él cuenta unos días que tuvo unas escapadas a París, cuando se escapó de su casa, y vaga feliz y libre, junto a los rieles del tren y siente una especie de éxtasis, y de felicidad. ¿Has sentido tú ese momento, ese estado de gracia, en la literatura y en la poesía?Yo creo que todos los escritores, incluso los más mediocres, los más falsos, los peores escritores del mundo, han sentido durante un segundo la sombra de ese éxtasis. Sin duda el éxtasis, no lo han sentido. El éxtasis tal cual, quema. Y alguien que lo sienta durante un segundo y luego retorna a su mediocridad existencial, es evidente de que no se ha metido en el éxtasis. Porque el éxtasis es terrible. Es abrir los ojos ante algo que es difícil de nombrar, y difícil de soportar.

      Ahora, este éxtasis al cual muchos poetas han hecho referencia: Rimbaud, Baudelaire, que incluso uno puede sentir en un antipoema de Nicanor Parra; ¿se puede sentir en la narrativa ese éxtasis; en la novela?Yo creo que la mejor poesía de este siglo está escrita en prosa. Hay páginas del Ulises de Joyce, o de Proust, o de Faulkner que han tensado el arco como no lo ha hecho la poesía en este siglo. Donde realmente te das cuenta que el escritor se ha metido por una senda en donde nadie antes se había metido. Y aquello que hablabas del éxtasis baudeleriano con el éxtasis rimbaudiano, yo haría una precisión; Baudelaire es el poeta, y es el poeta adulto. Y yo hablaba del poeta adolescente. Baudelaire sabe muy bien lo que está haciendo, sabe muy bien que está innovando. Baudelaire maneja la técnica de una manera soberana, él es dueño de todos sus recursos. Y en ese sentido no es frágil. Baudelaire es una roca, es fuertísimo, es como Whitman, en otro sentido –no se parecen en nada evidentemente. Son escritores que aunque parezca que se van por la desmesura, en realidad son escritores de un gran sentido común. Porque en el centro de la literatura, en el centro del canon literario básicamente está el sentido común. El sentido común que nos pertenece a todos, a todos los seres humanos. Baudelaire en ese sentido –que era un drogadicto, un borracho, etcétera– Baudelaire es un padre, un páter familia, y es el abuelo sensato. Baudelaire nos muestra el camino, nos muestra sus herramientas y abre un camino pero nos dice cómo abrirlo, cómo mostrarlo y a partir de él, además ese camino queda no sólo abierto, sino que pavimentado. Rimbaud y los poetas adolescentes encarnan otra situación.

      ¿Qué otro ejemplo de poeta adolescente podrías dar?Yo creo que Rimbaud y Lautréamont son los dos poetas adolescentes absolutos. En donde la pureza es tal, que quien se atreva a tocar –pero a tocar de verdad– a Rimbaud y Lautréamont, se quema.

      ¿Quién es Ulises Lima?
      Ulises Lima era mi amigo Mario Santiago, quien murió hace un año y pico.

      Háblanos un poco de él.Es el… bueno, fue mi mejor amigo, mi mejor amigo de lejos. Poeta mexicano. Un ser extrañísimo, en realidad Mario Santiago parecía haber bajado de un ovni hace un par de días. Y tenía cosas tan extrañas, era un lector empedernido. Cosas tan extrañas como meterse en la ducha y seguir leyendo. Entonces, se metía en la ducha y con la mano mantenía el libro así (hace el gesto con sus manos): ¡y lo peor es que eran mis libros! (la audiencia ríe). Y yo siempre veía mis libros mojados y no sabía qué había ocurrido. Y yo decía: “¿es que ha llovido en México?”. Porque claro, México es muy grande y puede llover en una zona de la ciudad y en otra no. Es raro, pero se puede dar ese caso. Realmente, un fenómeno curioso en la naturaleza ¿no? Pero se puede dar. Hasta que una vez lo sorprendí leyendo en la ducha, y yo lo que tenía que haber hecho era ponerme de rodillas a rezar. A rezar ante el milagro que había presenciado. No lo hice, más bien lo reté. Y tenía cosas así Mario. Mario era un personaje fantástico, no tenía ninguna disciplina. Recuerdo que para ganar dinero trabajábamos en diversas revistas mexicanas y era yo el que escribía sus crónicas, sus artículos; él hacía un borrador y yo cogía el borrador y escribía la crónica. Y luego tenía que escribir la mía también.

      O sea ¿era poeta-poeta?Él era un poeta-poeta. Era un personaje fantástico, muy valiente.

      ¿Recuerdas algún poema, algún verso?Si he de vivir que sea, sin timón y en el delirio. Que es una apuesta pero… total.

      ¿Es posible habitar poéticamente todavía hoy, así? Porque esto me recuerda la idea del habitar poético que plantearon los románticos, Hölderlin. Que también es como la apuesta anterior. ¿Se puede todavía hoy habitar poéticamente?Se puede, pero no es recomendable. Yo no quisiera que mi hijo –si mi hijo decide ser escritor– no quisiera que mi hijo optara por vivir sin timón y en el delirio. Porque nadie quiere ver a un ser querido sufriendo. Pero por otro lado, es inevitable. Hay escritores que tienden hacia eso. A veces en demérito de su propia escritura, porque la lucidez –y de nuevo– el sentido común son necesarios, son muy necesarios.

      Sin embargo me da la sensación de que tú sientes la fascinación por aquellos personajes, justamente. O tus novelas están pobladas de personajes que han perdido el timón y que viven en el delirio. De una u otra manera. Desde los escritores nazis que aparecen en la…(Interrumpe) Sí, pero eso ya es otra cosa. Los escritores de La literatura nazi… no son, no es más que una metáfora del oficio de escritor, de la literatura. Que es un oficio –a mi modo de ver– bastante miserable; con gente –practicado por gente– que está convencida que es un oficio magnífico. Y allí hay una paradoja bestial, un equívoco bestial. Yo a veces –es decir– es un equívoco como si alguien ve a una persona muerta con cuatro balazos en la cabeza, diez balazos en la espalda y un cartel que dice: “te maté por tonto”, lo ve y dice: “uh, sufrió un accidente”. Es así el equívoco. ¿No sé cómo no se dan cuenta? El oficio de escribir es un oficio poblado de canallas –eso más o menos todo el mundo lo intuye– pero es que además está poblado de tontos, que no se dan cuenta de la fragilidad inmensa… ¿Cómo se dice esto, que no perdura?

      De lo efímero…De lo efímero que es. Es decir, yo puedo estar con veinte escritores de mi generación y todos están convencidos de que son buenísimos y que van a perdurar. Eso es una ignorancia –aparte de un acto de soberbia enorme– es de una ignorancia bestial. Porque se les puede preguntar: “a ver, si sabes, has leído o tienes una ligera idea de la historia de la literatura, ¿cuántos escritores latinoamericanos sobreviven de la década de 1870-1880? Nómbrame a veinte”. Y ya no te hablo de un país, te hablo de todo un continente.

      Jorge Luis Borges escribió un poema sobre eso: "A un poeta menor de la Antología"…Ah, ese es un poema muy bueno…

      ¿Dónde está la memoria de los días que fueron tuyos en la tierra, y tejieron dicha y dolor y fueron para ti el universo? El río numerable de los años los ha perdido; eres una palabra en un índice.Bueno, pero Borges se está refiriendo a los poetas menores de la antología inglesa. Que son poetas menores que perduran. Están allí y son poquísimos. Son poetas menores e incluso poquísimos. Y además son poetas menores muy buenos.

      Ahora, tú tienes una suerte de cariño, uno se encariña –a través de tus novelas– con estos personajes, que si bien no van a aparecer en una antología de grandes poetas…Ah no, yo me encariño con ellos también.

      ¿Te gustan estos personajes fracasados, estos escritores incluso maníacos?Porque de alguna manera ellos encarnan parte de la locura cotidiana. Yo en ellos no veo escritores, veo seres humanos. Veo los trabajos de los seres humanos, veo las locuras y veo también la nobleza. Cuando estuve hace poco en Alemania, presentando el libro La literatura nazi en América y cuando les dije a los alemanes que yo tenía una gran simpatía por mis escritores nazis casi me matan. Y con toda la razón del mundo, porque para ellos los escritores nazis son abominables. Sin embargo, yo como autor –creador– de estos personajes, siento mucha simpatía por ellos.

      ¿Qué es lo que te fascina de ellos, o te atrae de ellos? Como para dedicarles prácticamente una gran parte o la mayoría de tus libros.No, yo en eso estoy en desacuerdo, yo no creo que estén en la mayoría de mis libros, creo que sólo en La literatura nazi. La literatura nazi en América es un libro en donde los protagonistas son escritores, en donde la literatura es la protagonista principal de la novela.

      ¿Y Los Detectives Salvajes?No, no creo que… yo creo que allí es un pura… una comodidad de mi parte. Hablo de lo que conozco, de lo que mejor conozco y no es más que eso.

      Me llama la atención porque uno de tus personajes –no me acuerdo… creo que es en Detectives salvajes- dice por ahí que la poesía va cambiar el día en que leamos bien a Enrique Lihn.Ah no, eso lo digo en multitud de ocasiones porque yo creo que Enrique Lihn es uno de los autores peor leídos en Chile.

      ¿Qué es lo que significa? Y lo conecto porque Enrique Lihn –junto con lo que tú dices– es un poeta que siempre está dudando del oficio de escribir, entonces dice: le envidio a Rimbaud este no a este ejercicio. Es alguien que duda de la palabra, y que duda de la misma poesía mientras escribe poesía.Claro, porque Lihn es muy lúcido. Lihn en ese sentido es baudeleriano, es totalmente baudeleriano. Él es un hombre, yo creo que Lihn estaba totalmente, era totalmente consciente de que abría territorios nuevos, y que era un antes y un después de Enrique Lihn.

      (Interrumpe) ¿Y cuál sería ese territorio? ¿Qué te abrió a ti la lectura de su poesía?
      La lectura de su poesía –en mi caso– es un mosaico más en una época velocísima, en donde leía a muchos autores. Básicamente la lectura de Lihn, al menos una de las cosas que me sirvió leer a Lihn, entre muchas otras, fue rebajarme la multiplicidad poundiana. En una época en donde yo creía mucho más en la multiplicidad, Lihn consigue que yo la rebaje y opte por la reflexión. Lihn es un poeta muy reflexivo. Y es un poeta reflexivo que duda de sus propias reflexiones. Además creo que es de una lucidez bestial. Pero mi cariño por Lihn –cariño que voy a sentir toda mi vida por Lihn– es más de carácter personal –aunque nunca lo conocí– que de lector. Que es básico. Mi relación con Lihn fue en una época en que yo estaba muy mal, pero muy mal; realmente mal. Vivía sólo, en una casa poco menos que perdida en un bosque. En la casa ideal para suicidarse. Y yo le escribí a Lihn pensando que jamás me iba a contestar y Lihn me contestó una carta larguísima; interminable. Y además, toda la carta estaba retándome. Era increíble, yo pensaba; “pero qué le he hecho a este hombre para que me conteste de esta manera”. Y hablaba de todo. Y yo le volví a escribir, y tuvimos una correspondencia no muy larga, pero bastante profunda y realmente –muchas– muchas cartas. Y Lihn tuvo la enorme amabilidad de escucharme, y luego tuvo la enorme amabilidad de intentar publicarme en Chile y me metió –porque no pudo hacer la revista esta que pensaba hacer, te estoy hablando del año ’81 u ’82, o antes, ’80; él pensaba hacer una revista, no pudo ser– y dio una conferencia en el Instituto Norteamericano-Chileno y leyó mis poemas. Y además me mandó una… Bueno, se portó conmigo de una manera súper generosa, pero de una generosidad como sólo pueden tenerla los grandes poetas. Él no sabía cómo estaba yo, pero evidentemente a mí me salvó la vida…

      A propósito de salvar la vida, él tiene un verso bastante conocido, yo siempre lo cito que es porque escribí, estoy vivo. ¿Tu compartes eso, en relación a ti mismo? En relación al oficio de escribir, porque estamos dudando del oficio de escribir, qué sentido tiene escribir novelas, qué sentido tiene escribir…No, yo más bien diría que porque escribí, casi la palmé. Si no hubiera escrito estaría más vivo y más sano.

      Se ha comparado la aparición de Los detectives salvajes al fenómeno que produjo Rayuela, cuando apareció Cortázar. Se hacen unas comparaciones, de alguna manera como dos novelas iniciáticas que representan dos momentos – además generacionales distintos– en la literatura latinoamericana, y en los lectores que leen esta novela. ¿Qué te parece a ti esa comparación con Rayuela? En términos literarios.
      Yo creo que es una comparación de una generosidad –para conmigo– enorme. Mi novela es una pobre novela comparada con Rayuela; eso lo pienso sinceramente. Ahora, al menos hay algo en lo que puedo… algo que puedo aceptar; y es que al menos he intentado meterme por estructuras, y por juegos dentro de esa estructura, nuevos. Si lo he conseguido, no lo sé. De todas maneras creo que es una opinión de una gran generosidad.

      Ahora, es atrevido y valiente escribir un libro ¿de cuántas, seiscientas páginas? En un mundo rápido, donde ya ha existido el cine, donde los lectores cada vez leen menos novelas largas. Incluso hasta Borges ya hace tiempo decía que era preferible escribir cuentos, que las novelas eran innecesarias. ¿Por qué escribir una novela así?En realidad es una muy buena pregunta, pero la respuesta englobaría también al cuento y la poesía. ¿Por qué escribir? ¿Por qué escribir una novela larga, un cuento? ¿Por qué escribir más sonetos? Una novela es larga, en principio, porque hay una estructura que está allí y que necesita ser llenada. No puedes plantear una estructura de seis pisos y construir uno sólo y dejar el resto, el esqueleto de la casa nada más.

      La pregunta es... ¿Por qué? ¿O no hay otra? ¿O ni modo nomás, no queda otra que hacerlo?Sí, yo –bueno– seguro hay una respuesta mucho más inteligente que esa, pero yo me quedaría con esa. No hay más que esa.

      Te parece a ti que –es una sensación que a veces tengo yo como lector, como lector ingenuo de novelas, soy más bien lector de poesía, me cuesta más leer las novelas- que el español, el idioma español –quizás también lo sintió Borges– se da menos para construir una narrativa eficiente y potente que, por ejemplo, el inglés. Ahí sí hay una tradición de narrativa fuerte, feroz y constructores de historias. ¿Qué te pasa a ti con el idioma? ¿Cómo trabajas tú eso? ¿Existe esa dificultad, en primer lugar? Y si es que existe: ¿cómo la trabajas?Yo creo que eso que dijo Borges hay que leerlo como una boutade de Borges. A Borges le encantaba jugar en contra y decir cosas de este tipo de vez en cuando. Que además son ingeniosísimas y buenísimas.

      Pero el problema de fondo, más allá de la boutade.
      No, no creo, yo la verdad es creo que el español es una lengua muy rica. Borges, por ejemplo, dice que después de Cervantes el idioma español cae en el academicismo, por ejemplo. Borges cree que Quevedo y Góngora ya están en la decadencia del idioma español. Y yo no lo creo. Yo creo que Quevedo es pura fuerza, pero pura fuerza. A Borges no le gusta Gracián, por ejemplo. Yo creo que Gracián aparte de toda el enorme boscaje que cubre la obra de Gracián, dentro de ese boscaje hay obra, hay literatura y sobre todo hay una prosa en español extraordinariamente buena. El español tiene una tendencia a la “fioritura”…

      A la retórica, al barroco…Y no, porque el inglés también es retórico, lo que pasa es que el inglés –bueno– toda escritura es retórica. Pero en el inglés –o en los autores de lengua inglesa que Borges amaba– hay una poda de florituras, y en el español no. En el español hay una tendencia a la “fioritura”. Pero claro, el español es un idioma enorme, hay grandes autores en lengua española que acaban con eso. En este siglo, por ejemplo, que tiene que ver Juan Rulfo, en donde no hay el esqueleto de la obra, o Monterroso. Con ese español de “fiorituras”, que Borges –de alguna manera– despreciaba.

      Ahora, esos grandes que tú nombras, y en Latinoamérica podríamos ver a García Márquez o Vargas Llosa, la mayoría de ellos…(Interrumpe) No, García Márquez sí que cae en florituras. García Márquez tiende a la floritura, y la maneja muy bien además.

      Pero es un gran constructor de historias, de narraciones.Sí, pero el problema que Borges veía no era en la construcción de la historia, era en el adorno de la historia; en la forma de presentar la historia.

      ¿Cuál es la novela que se acabó y cuál es la novela que viene en camino? ¿O que intuyes tú que viene en camino?
      Eh… Mira una novela en donde lo único que –en donde sólo– que sólo se sostiene por el argumento, por un argumento y por la forma lineal de contar un argumento, o no lineal; simplemente un argumento que se sostiene en una forma más o menos archiconocida. Pero no archiconocida en este siglo, sino en el XIX. Esa novela se acabó, se va a seguir haciendo ese tipo de novelas y se va a seguir haciendo durante muchísimos años. Pero esa novela ya está acabada, y no está acabada ahora porque yo lo diga, está acabada desde hace muchísimos años. Después de Sobre héroes y tumbas no se puede escribir en español una novela así. Después de La invención de Morel, no se puede escribir una novela así, en donde lo –único– que aguanta la novela es el argumento. En donde no hay estructura, en donde no hay juego, en donde no hay cruce de voces.

      ¿Cuál es la novela que viene? ¿Es una novela polifónica? ¿Es una novela como Los Detectives Salvajes; una novela de cruce de voces?Yo creo que –en lo que a mí respecta– la novela que viene tiene que ser una novela que no repita a los autores del boom y que no tienda hacia lo fácil. Una novela que no sea – ¿cómo se llama esto que los políticos decían? – un petitorio mínimo. Lo mínimo que se le puede exigir es eso.

      ¿Un pliego de peticiones?No, no era eso, tenían otra forma de llamarlo. Cuando había una huelga y ponían lo mínimo y luego lo máximo. Y lo máximo no se lo daban nunca. Y lo mínimo tampoco. Yo creo –por ejemplo– que… para no hacer teoría, yo te doy ejemplos: la novela de Juan Villoro, la literatura de Juan Villoro, yo creo que es una literatura que está abriendo el camino de la nueva novela de la lengua española del milenio, del próximo siglo. La narrativa de Rodrigo Rey Rosa –el escritor guatemalteco– es algo que no se parece a nada.

      Háblanos un poco –brevemente- de ellos, para quienes no lo hemos leído o no los conocemos lo suficiente, acércanos un poco a ellos.En principio, no repetir todos los pasos circulares que dieron los del boom y sobre todo todos los que vinieron después del boom. Cuando te nombró a Rey Rosa y a Villoro, también estoy pensando en César Aira, el argentino. Y estoy pensando también en Javier Marías. Y claro, la literatura de Javier Marías no se parece a la de César Aira, que a su vez no se parece en nada a la de Rey Rosa. Yo prefiero salirme por la tangente y recomendar la lectura de esos libros. Que lean a Javier Marías, que lean a Enrique Vila-Matas, que lean a Rodrigo Rey Rosa, a Juan Villoro. Que lean a algunos nuevos de la década de los sesentas, pocos pero algunos están saliendo buenos. Y…

      (Interrumpe)… y que lean a Bolaño también.En último lugar…

      ¿Qué es lo que hay en esos cuentos que parecen historias que alguien cuenta en un bar? A mí me da la sensación, son como cuentos que uno escucNegritahó en una conversación y que pueden quedar no cerrados, que dejan siempre un…Yo difiero, yo no creo que mis cuentos… Qué más quisiera yo, que fueran cuentos que uno pueda escuchar en un bar. Pero, por ejemplo, pienso en "Vida de Anne Moore". "Vida de Anne Moore" es un cuento de treinta páginas, pero en realidad es una novela río, una novela río de novecientas páginas o de ochocientas. Ahí está la estructura de "Vida de Anne Moore". Pienso en "Sensini". Y "Sensini" más que un cuento –propiamente un cuento– es una instalación. Es decir "Sensini" si no gana –el cuento "Sensini"– si no gana el premio que ganó, era impublicable. La apuesta literaria de "Sensini" no se cumplía al cien por ciento en la escritura de la obra, la apuesta literaria se cumplía ganando el premio, que era darle la vuelta total a lo que en la obra se estaba contando. Pero ganar un premio real. Esto lo dejo entrever de una forma muy leve, en el final del cuento, en donde pongo que el cuento ha ganado un premio en tal lugar. Es totalmente real. Hay otros cuentos en donde…

      (Interrumpe) ¿Es como un intento de sacar el cuento de la ficción y hacer inmediatamente un paso, un puente directo con la vida, por decirlo en forma bien amplia?No, es un intento de jugar, de darle a una sola cosa, que aparentemente tiene un solo significado; darle muchos significados. Esto quien mejor lo ha hecho, en los últimos cincuenta años es Georges Perec. Perec es un escritor –para mí– Perec sale de los libros y pone el juego fuera de sus libros. Los libros son como la batería desde donde sale el juego. La novela de Perec en donde falta la letra “e”. ¿Es la “e” verdad?

      Sí.En español es la letra “a”.

      Es la “a”, claro.Es entrar en… es un juego que igual no tiene la más mínima importancia. En principio se intenta que un lector común y corriente lea el texto y le guste, y se entretenga. Pero –claro– un texto que lo leas y te entretengas nada más, que esa sea la finalidad del texto, tiene un vida cortísima. Los textos tienen que tener espejos donde ellos se miren a sí mismos. En donde el texto se mire a sí mismo y vea también que hay detrás suyo. En fin, es un juego –ahora que hablo de él– igual me parece tonto, igual es un juego ocioso y sin sentido. Pero toda la literatura –en ocasiones– parece no tener sentido, también.

      Ese cuento es emblemático, de todo lo que hemos conversado –bueno, para el que no lo ha leído– porque es la historia de un escritor joven que le escribe a otro escritor que es experto en participar en concursos; concursos de ayuntamientos y que se yo: típicos concursos que hay en España y en Europa más que aquí –por lo demás–. ¿Ese escritor quién es? ¿Tiene alguna referencia directa?Es Antonio Di Benedetto. Que es uno de los grandes escritores argentinos y uno de los grandes latinoamericanos. Y Di Benedetto hizo eso en España, porque no tenía dinero. Y mandaba, además, el mismo cuento.

      ¿Y ganó algunos concursos -dos o tres concursos- con cuentos con distintos títulos?Supongo. Yo participé en un concurso hace muchísimos años, aunque no el ganador, la primera mención era de Antonio Di Benedetto. Y a mí eso me dejó tocadísimo: ¿cómo es posible que Antonio Di Benedetto, un grandísimo escritor, traducido casi en todas las lenguas, esté tan mal como para mandar un premio a un concurso de provincia? Y el cuento surge de eso, de los motivos que podían impulsar a un crack de primera división a jugar en campos de tierra pelada de cuarta regional preferente.

      Hay un personaje en tu novela, creo que eres tú mismo, por un acto sagrado de alguna manera para un escritor. Hablemos de ese acto sagrado de robar libros en librerías.Para mí, más que un acto sagrado era una necesidad. Yo soy muy tímido y en aquella época era aún más tímido y yo veía como mis amigos robaban libros, y sus bibliotecas iban creciendo, menos la mía. Tuve dos o tres caídas y dejé de hacerlo, me ponía muy nervioso. Pero yo creo que es algo que todos los jóvenes hacen y me parece – además– buenísimo que hagan. Robar libros no es un delito.

      Yo sé que los ejecutivos de la Cámara del Libro me van a odiar por esto que acabo de preguntar al interior de la feria, pero tenía que hacerte esa pregunta y quería contarte –no sé si tú conoces– la historia de un famoso, un gran ladrón de libros chileno. Que fue un cura…¿Se los metía debajo de la sotana?

      Que era profesor de literatura del Colegio San Agustín, se llamaba Alfonso Escudero. Un gran profesor de literatura –esto me lo contó Alfonso Calderón– y dentro de la sotana él había inventado un sistema, una especie como de anaqueles de libros, donde iba guardando libros que iba robando en las librerías. Nunca lo descubren pero una sola vez lo descubrieron y se desmayó. ¿Son para ti los libros tan necesarios, como el pan, como el aire?Sí, sí. Además uno empieza comprando libros o robándolos, y termina leyéndolos. Pero en mi caso ya es una obsesión: compro libros y ni siquiera los leo. Los acaricio. Y tengo muchos libros y tengo algunos libros que no he leído y que no voy a leer jamás, pero los compro y de vez en cuando los ojeo. Y me gusta tenerlos cerca.

      ¿Fetichismo?No, no es fetichismo. Bueno, sí, es una forma de fetichismo, es como coleccionar cromos. Yo cuando era niño coleccionaba cromos, no recuerdo como se le dice en Chile a los cromos. ¿Cómo? (Bolaño pregunta y responden voces en el público).

      Láminas, son láminas.Bueno, en los años sesenta -a principio de los años sesenta- se les llamaba de otra manera. Y para mí con los libros viene a ser casi lo mismo, es decir, la selección brasileña, las láminas de la selección brasileña pues me faltaban tres. Y con los libros es lo mismo: es decir, si me faltan dos Stendhal pues voy ya por ellos.

      ¿A como dé lugar?A como dé lugar, hasta tener todo.

      Hay un escritor americano que es Bukowski, que también amaba mucho los libros, dice incluso los libros lo salvaron en algún momento de convertirse en un criminal o de morir, y tiene un poema muy hermoso que se llama "El incendio de un sueño", que es cuando se quema la vieja Biblioteca Pública de Los Ángeles.Lo conozco.

      Y dice por ahí a propósito de los libros y de la biblioteca, que ese era su hogar ¿no?, y que si no hubiese sido por eso, él se habría convertido en un asesino. De alguna manera en tus libros, los poetas y los escritores están cercanos, son detectives, pero también están involucrados en una fuga, al comienzo de la novela. ¿Cuál es la cercanía con el mundo del crimen, del hampa, de la literatura y los escritores?A mí me parece muy atractiva esa idea de arte y crimen: el Marqués de Sade tiene páginas magistrales sobre el arte y el crimen. El crimen es un arte y, a veces, el arte es un crimen. Y yo creo que es sólo eso, no es más que eso.

      Gonzalo Rojas dice, a propósito de los robos, pero está vez robos literarios, de libros como objetos. Dice: no le copien al copión maravilloso de Ezra. Me gustaría que me develaras un poquito, me contaras algunas de tus copias literarias. O tus robos, tus hurtos secretos.Al copión maravilloso de Ezra –bueno– primero yo no creo que Ezra Pound fuera un copión y en ocasiones tampoco creo que fuera maravilloso. Y la literatura, el flujo clásico de la literatura acepta, también está hecho de plagios consecutivos. Es decir, todos estamos escribiendo el mismo libro, al final de cuentas. Y ese mismo libro, al final de cuentas, es nada con mayúsculas, eso sí. O tal vez con minúsculas. Entonces, es lo de menos. A mí lo que me enferma un poco son los malos copiones, los que simplemente plagian. Pero no, no, el maravilloso copión de Ezra Pound nos ha enseñado a todos lo que es la poesía. Además yo creo que quien ha leído mejor a Whitman es Ezra Pound, el mejor. Hay quien dice que es Wallace Stevens y yo creo que eso es imposible, sin sentido.

      Y uno de los que hizo el puente además con el mundo oriental, con la poesía japonesa.Con todo, con todo. Es que Ezra Pound no es un escritor, es una literatura, Ezra Pound es un gigante.

      Cuando uno lee tus libros queda impresionado de tus lecturas y de tu velocidad literaria; y de tu capacidad de relacionar textos y de hablar de la literatura y de pasearte como se pasea Borges por la biblioteca universal, con una libertad, con una soltura, como en casa.Qué más quisiera yo, en realidad tengo un diccionario de literatura buenísimo y todo sale de ahí. Qué más quisiera yo, eso lo dijo Machado: “Qué más quisiera yo”.

      Vamos a hacer un juego con la poesía, un juego al azar, para entrar en otro tema. Tengo aquí libros de poemas –supuse que te gustaba– traje libros bastante diversos. Traje, por ejemplo, a Rosamel Del Valle…¡Y pero me has traído una joya!

      ¿Sí? Traje a Horacio –no sé porque–, a René Char, porque por ahí aparece en tus libros, traje a Enrique Lihn. Traje, dentro de la poesía en movimiento de México, entre ellos a Efraín Huerta: el poeta mexicano. ¿Tú conociste a Efraín Huerta?Fui amigo de Efraín Huerta. Tuve la suerte de ser su amigo.

      Y además fuiste… le quitaste a la hija, parece ¿no? (pregunta riendo).No, tuve lo que en Chile se llamaba un atraque con su hija (Risas en la audiencia).

      ¿No secuestraste a su hija?No, no, no, no, no... Efraín tenía una hija hermosísima y que debe ser ahora una mujer hermosísima. Y ella me atracó a mí... (Nuevamente hay risas en la audiencia) y yo me sentí tan avergonzado. Sobre todo porque yo tenía una novia y cuando ella me atracó mi novia me había dejado, pero después del atraque milagrosamente mi novia volvió. Y durante un tiempo estuve sin ver a Efraín. Pero no, no, yo a Efraín lo quiero muchísimo y es poeta enorme. Aunque con él tenía graves diferencias políticas.

      ¿Diferencias políticas?Diferencias políticas, sí.

      Tiene un verso... que siempre me encantó de él –que es una comparación– se llama "La muchacha ebria", el cual pudo haber sido también la muchacha que tú atracaste.No, no, no... Thelma Huerta era un ángel.

      Dice: su pecho suave como una mejilla con fiebre, cuando habla de esta muchacha ebria. Voy a dejar estos libros, entonces tú vas a escoger un libro y vamos a entregarnos al azar de la poesía. Abre uno y lo vamos a abrir en cualquier parte; cualquiera de estos.Bueno, abro uno...

      Te traje una joya.No, la joya es este de Rosamel...

      Mira esta, La antología de la poesía chilena nueva del año '38. Esa es otra joya.¡Qué maravilla! ¡Qué envidia, qué envidia! ¡Este me falta! ¡Este me falta!

      ¡No me lo vayas a robar!Este es de Octavio Paz, evidentemente...

      Sin mirar, tiene que ser azaroso.No, no. Octavio Paz: Madura, Viento entero... Sí, además dedicado a María José...

      ¿Te gusta Octavio Paz? Da la impresión que lo detestas profundamente, leyendo Los Detectives Salvajes. Le das unos palos tremendos.Nosotros detestábamos a Octavio Paz, pero Octavio Paz es un gran poeta ¡Pero un gran poeta! Y es uno de los ensayistas más lúcidos de nuestra lengua.

      ¿Cómo reconoces tú un gran poeta? Porque hay algunos que dicen que Octavio Paz no es un gran poeta, sino –más bien– un gran ensayista; un hombre de ideas más que...Es que Octavio Paz es un poeta que escribió mucha poesía y la poesía de su edad adulta –o de su edad provecta– es en ocasiones hasta infame. Pero Octavio Paz tiene grandes poemas – ¡pero grandes! – grandes poemas. Es uno de los primeros poetas en abrirse al erotismo, por ejemplo. Al erotismo más descarnado. Y además, es un hombre muy valiente.

      ¿Para ser poeta hay que ser valiente?No, hay grandes poetas cobardes, pero para ser poeta hay que tener la valentía de mirarse en un espejo negro –vamos a suponer– y saber si uno es cobarde o valiente. Hay grandes poetas de una cobardía legendaria; como Snorri Sturluson, del que Borges habla mucho.

      ¿Cómo reconoces tú a un poeta, lo hueles como se huelen los lobos entre sí?¡Ah, qué más quisiera yo! Pero... no lo sé. A veces uno lee, además, a poetas que te parecen muy malos o te parecen muy buenos; y el cabo del tiempo tienes una opinión totalmente diferente. Envejecen dentro de ti. O a una quinta –sexta– lectura y al cabo de los años esa poesía ha cambiado.

      ¿Y hay poesía que envejece mejor, tal vez?Hay poesía que no envejece. Hay poesía que se conserva viva y bailable al cien por ciento.

      Juguemos un poco, ya que te gusta jugar, y eso lo estás haciendo en tu narrativa. A ver, escoge así al azar, vamos. Como el oráculo, ¿Esto es de De Rokha? Curiosamente un poeta que...
      Es el único poeta chileno que escribe unos versos tan largos que parece prosa.

      El canto, como el sueño, ha de estar cruzado de larvas. ¿Te dice algo eso?Claro, esa es una imagen muy fuerte. De Rokha es un poeta esponja, que chupa de todos lados. Y además, es el gran rabelesiano que hay en el cono sur de América. Es un hijo de Rebeláis. En ocasiones a mí De Rokha me cae pesado, por su rabelesianismo, porque si yo quiero leer a Rebeláis, generalmente lo que hago es leer a Rebeláis; no a De Rokha. Pero en De Rokha veo a un gran poeta y sobre todo veo a un hombre muy valiente. Pero muy valiente, con unas debilidades bestiales, pero bestiales.

      ¿Quién no las tiene?En aquella época era una epidemia, yo diría que más que en esta. De Rokha creo que tenía un canto a Stalin.

      Neruda también.Neruda mucho más aun, Neruda es un... Se podría hacer una Antología Infame de Neruda.

      ¿Tú crees que hay una ética en el escritor y en la escritura?Yo creo que hay una ética en todo ser vivo. Una ética rarísima. Eso también lo dijo Borges: hasta las hormigas; hasta en las hormigas hay una ética.

      Ahora, el hecho de ser escritor o ser artista, no implica de alguna manera, ser tremendamente egoísta. ¿Cómo haces tú esa ecuación? Es una pregunta que se hace mucha gente.Que un egoísta sea un artista, incluso un gran artista, no hay ningún problema. Pero para ser un gran artista no es necesario ser egoísta.

      ¿Se puede tener un ancla, un pie a tierra, un cable a tierra, en la vida real; con mujer, con hijos? Porque no es práctico. ¿Y escribir y poder realmente construir un mundo y una obra?Sin duda –mira– los grandes escritores –los grandes de verdad, los que marcan el canon de nuestra literatura– generalmente fueron hombres buenos; hombres o mujeres buenos. Esto suena tremendamente cristiano o escolástico incluso, pero yo creo que es así. Whitman fue un hombre bueno. Los discípulos de Whitman –algunos de ellos bastante buenos poetas– no fueron hombres buenos. Pero el centro de esa poesía es Whitman. Kafka es un hombre bueno.

      Curiosamente ha habido escritores que siendo buenos escritores –muy buenos escritores– en su dimensión ética concreta –política– muchas veces han cometido grandes aberraciones. O han sido cómplices de silencios, de masacres, de crímenes. O han apoyado o difundido eso. ¿Cómo se da esa contradicción?Yo creo que es la miseria de la persona, simplemente...

      Por último, Roberto, –me gustaría– si pudieras escoger un fragmento –así como cuando a un poeta en este programa yo le hago leer un poema, porque no a un narrador leer un fragmento– un pequeño fragmento escogido por ti, donde esté tu respiración como escritor, de alguno de tus libros.Me muero de vergüenza. Si me haces leer en público me muero de vergüenza.

      ¿Es un horror, es un sufrimiento?Estoy agonizando de vergüenza, pero si leo algo me moriré.

      ¿Prefieres no leerlo?Yo creo además… Pacheco, José Emilio Pacheco que es un muy buen poeta mexicano, él dice y yo estoy totalmente de acuerdo con él: que la escritura es un acto individual y generalmente silencioso.

      Eso le dice un personaje en tu novela a una mujer que le pide que le lea un poema.No recuerdo. Es que una de las cosas que procuro olvidar rápidamente es las tramas de lo que he escrito. Es que si estuviera pensando constantemente en mis libros, me volvería loco, porque sé que están llenos de errores. Y tendría que estar corrigiéndolos y dándole vueltas al asunto. Y cuando termino de escribir un libro, en el momento en que entrego la última calerada, la última prueba de impresión: adiós, se acabó.

      ¿Cómo una muerte, un duelo?No, no como una muerte. Más bien es como sobrevivir: y a otra cosa, y a trabajar en otra cosa.

      Roberto, yo te agradezco mucho, haberte acompañado en esta conversación, en la Belleza de Pensar aquí en la feria del libro. Y bienvenido a este extraño y bello país.Muchas gracias.