Visitantes distinguidos de Albasinmadre

martes, 21 de junio de 2011

Ser y existencia

Por Randolfo Ariostto Jiménez



La existencia está sujeta a “imperativos” que posibilitan su razón de ser en el cosmos. Un imperativo es una ley en su sentido práctico y hegemónico. Nada escapa al imperio de la existencia: orden planetario, fuerza de gravedad, azar, milagro, excepción, coincidencia, vacío, materia, etc. El universo existe y lo acredita una serie de imperativos sin los que su pervivencia quedaría en entredicho. Más allá del cosmos descubierto por la ciencia existen elementos que algunos han denominado La nada en lo que pecan por ingenuidad puesto que La nada para ser posible debe cumplir con un imperativo presencial que establece que para que algo exista debe tener personería de  existencia, La nada es algo, o no existe. Por ende no existe La nada. Donde finiquita la existencia que conocemos se obliga (carácter de imperativo) la pervivencia de otra categoría de existencia superior a nuestros recursos científicos. La inexistencia resulta categóricamente imposible de toda imposibilidad. El primer imperativo (ley) que rige la existencia es la inexistencia de la inexistencia; lo único que no puede existir es La nada entendida como el resultado de la incapacidad humana de ver  más allá de lo que alcanza nuestra capacidad. Fuera de nuestro universo existen imperativos que rechazan nuestro ritmo universal, dentro de un Agujero negro existen imperativos que condicionan su estructura corpórea.
Tomando un concepto ya citado, encontramos el azar sujeto a un imperativo en el que se conjugan tres condicionantes, primero, un ente imanador que lo reclama o simplemente funge de beneficiario; segundo, un ente provocador consustancial a la posibilidad de que existan imperativos que permitan su habilidad; tercero, un imperativo bicondicional en el que coinciden tanto el objeto del azar como el grado de persistencia de la existencia del ente provocador en proporción al tiempo. El azar no sacrifica su condición azarosa  por la presencia del carácter imperativo debido a que el tiempo de la persistencia de la existencia del ente provocador varía en proporción relativa al objeto imanador y el objeto emanante; a mayor proporción de la persistencia de la existencia del objeto emanante, mayor la proporción del tiempo con relación al objeto inmanente.
Examinemos los imperativos del concepto de milagro: un milagro es un imperativo que altera el orden habitual en que opera otro imperativo; para operar un imperativo de milagro se precisa un imperativo de carácter fenomenológico, los hechos en el ámbito en que opera un imperativo existencial. La diferencia entre un fenómeno en el sentido de fenómeno atmosférico y el milagro radica en que aquel es de carácter intrínseco en relación a la categoría del imperativo que subvierte; el milagro tiende a reacomodar  un imperativo mediante la desaceleración/ aceleración de la proporcionalidad del tiempo violentando el ámbito del imperativo hasta allí regente. El milagro puede valerse de un imperativo externo al imperativo que desacelera/acelera pero no transgredirlo, V. G.: no puede vencer para siempre el imperio de la muerte o la enfermedad pero sí desacelerar/acelerar el imperativo de un incendio mediante un imperativo de agua. El imperio del milagro existe por la operación inmediata de dos imperativos condicionantes: el azar y la coincidencia, ésta determinada en proporción al sujeto emanante en correspondencia con el tiempo y aquella supeditada a la figura del sujeto imanador; azar y coincidencia conducen al milagro.
El ser humano es y está en consustancia con el cosmos.  Existen imperios que rigen el caos de imperios disímiles de menor cuantía o descomunales aún por descubrir. La proporcionabilidad del tiempo de la Tierra en concomitancia con el tiempo universal condiciona el carácter de inmediatez y minimalidad de nuestra existencia con relación a la existencia del cosmos; de ahí nuestra dificultad para totalizar el conocimiento. Si aprobamos que no existe algo como la inexistencia y que solo la inexistencia no existe, entonces siempre existirá algo que descubrir, si admitimos nuestro carácter minimalista en proporción a la existencia del cosmos entonces existimos en un tiempo más lento que el tiempo real cósmico y es obvio que tenemos que trabajar al respecto y que nuestro tiempo de humanidad depende del ritmo de pulsación del tiempo cósmico para existir en concomitancia con sus imperativos.
La enormidad del cosmos distanciada del ente humano por una “masa” inmensa de tiempo, mal traducida a nosotros por los teóricos del trascendentalismo histórico (desde la prehistoria hasta la hegemonía del imperialismo estadounidense),  mediante eslabones sacerdotales y apelativos divinos, conjuga una confluencia enorme de imperativos que basta ponderar la proporción del globo terráqueo en relación al universo para hacernos una idea de todo lo que debemos descubrir antes de declarar el cosmos como el resultado de una creación o una evolución, es decir, todas las piezas no han sido ponderadas, en tal sentidos, dios no ha nacido aún. Podemos, parafraseando una frase harto conocida, asegurar que el único pecado de dios es que no ha nacido, y desconocemos si habrá de nacer.
Admitámoslo, el ente humano no es ni centro de la existencia, ni causa, ni razón hasta donde podemos afirmar sin caer en falacias y yerros insostenibles. Preocupémonos por desarrollar una sana rutina de descubrir imperativos y que “el tiempo” hable en el futuro. Siendo que el “tiempo” fue creado por humanos no es eterno, ni basta para medir la existencia, que si es eterna. Querámoslo o no la existencia existe más allá de nuestra posibilidad inmediata de entendimiento, porque no somos más que el resultado de uno que otro imperativo de menor cuantía, minucia, valiosos en el ámbito en que operan nuestros imperativos existenciales y nada más, somos fenómenos en una ampliación de imperativos cósmicos.

No dejes de leer en éste blog los ensayos “Acerca de lo moral” y “El pensamiento control”.
Si te gusta mi blog muéstraselo a tus amigos y no dejes de hacerte seguidor o de dejarme un comentario. Para contactarme puedes ir a:

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario