Y el viejo cuenta un cuento:
Érase una vez un leopardo que durante mucho tiempo intentaba cazar a una tortuga. Por fin dio con ella en un camino solitario.
-! Ajá -dijo-, ¡por fin! Prepárate para morir.
Y la tortuga contestó:
-¿Me permite pedirle un favor antes de que me mate?
El leopardo no veía ningún inconveniente en permitírselo y estuvo de acuerdo.
-Déme unos momentos para prepararme mentalmente –dijo la tortuga.
Una vez más, el leopardo no vio ningún inconveniente en su petición y se lo permitió.
Sin embargo, en vez de permanecer quieta como era de esperar, la tortuga empezó a cavar con las manos y los pies en el camino, tirando furiosamente arena a diestro y siniestro.
-¿Por qué haces eso? –preguntó el leopardo, confuso.
La tortuga le contesta:
-Porque, incluso después de morirme, quiero que cualquiera que pase por este camino diga: sí, aquí hubo una lucha.
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