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viernes, 18 de febrero de 2011

James Joyce: un ingeniero de la literatura

Después de errar en los bajos fondos parisinos y tras pasar por Trieste y Zurich, Joyce consigue publicar, en diciembre de 1916, tanto Dublineses como Retrato de un artista adolescente. Es en este momento cuando decide centrarse en la escritura de la que será su gran hito mundial: Ulises. En 1921, y en la ciudad de Paris, Joyce acaba el último capítulo de su gran novela. Ulises es una obra ingente y compleja, que juega con los simbolismos, el lenguaje y los géneros literarios; por ello su lectura deviene tan complicada. Apasionados de esta obra hay muchísimos… y detractores, también. Se suele argumentar que la lectura de Ulises es una tarea ardua y densa: el escritor utiliza el monólogo interior, la experimentación lingüística y la condensación de técnicas literarias, donde compone capítulos a modo de artículo periodístico, ensayo, diálogo… Mediante esta vanguardista técnica y a modo de parodia de La Odisea de Homero, la novela analiza veinticuatro horas de la vida de tres dublineses (como no): Leopold Bloom, un judío que teme llegar a casa; su infiel esposa Molly Bloom y un poeta joven llamado Stephen Dedalus, una especie de alter ego del propio escritor. Su siguiente y última novela, Finnegans Wake (1939) pretende recoger en 600 páginas las horas de sueño de su protagonista, Humphrey Chimpden Earwicker, también llamado El Soñador o Mr. Porter. La novela llevaría hasta el extremo el carácter vanguardista de Ulises, hasta el punto de resultar prácticamente ininteligible. Su único libro de relatos breves, titulado Dublineses, pretende ser una sátira de las clases media y baja de la Irlanda de su época. Dublineses comprende cuentos mucho más asequibles al lector que las dos obras anteriores, ya que su técnica es más realista. No obstante, un escritor es como es y, a la hora de escribir, no puede renunciar a su estilo. Y, así, en estos relatos continúa presente una forma de flujo de conciencia, aunque suavizado, y, en beneficio del pensamiento de los personajes, escasea la anécdota. Uno de estos cuentos es La pensión, retrato de la convivencia típica en estas casas y en aquella época. La señora Mooney, al separarse de su bebedor marido, pone una casa de huéspedes, ayudada por sus dos hijos, Jack y Polly. Uno de sus clientes es un joven oficinista llamado Doran. Entre éste y Polly surge un acercamiento que culminan manteniendo relaciones íntimas. Enterada la madre de la muchacha, exige una reparación que, según las costumbres del momento, debe consistir en el matrimonio. Pero, como decíamos anteriormente, la trama es mera excusa para que Joyce luzca un estilo narrativo ágil y brillante y dé rienda suelta a los escarceos de conciencia de los personajes, que fluyen a lo largo del relato. Cuando una persona decide exiliarse, puede hacerlo de dos formas: la primera y más habitual es marcharse de su país para vivir en otro. Pero existe otro tipo de exilio de índole psicológica, consistente en encerrarse en uno mismo ante algún desengaño o peligro. A este segundo modo parece referirse James Joyce en su drama "Exiliados", ya que sus personajes, una vez frustradas sus egoístas expectativas, parecen recogerse en ese enclaustramiento interior. "Exiliados" fue estrenada en 1914 con absoluto fracaso. Son personajes egoístas, tan sólo movidos por sus intereses personales, y no dudan en traicionar –o al menos intentarlo- a sus allegados. Richard Rowan es un escritor de éxito casado con Bertha, mujer más joven y menos culta que él. Por su parte, el mejor amigo de éste, Robert muestra un libidinoso deseo hacia la esposa que Richard conoce y tolera. El cuadro es completado por Beatriz, prima de Robert que, a su vez, es deseada por el escritor. En este complejo mundo de relaciones, nadie juega limpio. Richard, al permitir los escarceos de su mujer, se cree legitimado para engañarla con Beatriz. Robert no tiene ningún miramiento a la hora de traicionar a su amigo. Bertha, al verse autorizada tácitamente por su esposo, tampoco siente remordimiento alguno ante sus escarceos con el mejor amigo de éste. Y Beatriz no resulta mucho más digna. Pero, sin duda, el peor de todos ellos es Richard, capaz de arrojar a su esposa en brazos de su mejor amigo y luego sentir celos y odio por ambos. Es un miserable que se cree superior e incluso desprecia a su madre. Ante el fracaso de sus intentos, todos ellos deciden refugiarse en sí mismos. Las malas críticas recibidas junto al estallido de la Segunda Guerra Mundial dieron por finalizada su vida y su obra. James Joyce falleció el 13 de enero de 1941 a raíz de las complicaciones surgidas de una úlcera de duodeno.

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